Talált 183 Eredmények: Puertas
las navetas, los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; los goznes de oro para las puertas del recinto interior -el Santo de los santos- y para las puertas de la nave central. (I Reyes 7, 50)
En su tiempo, Jiel de Betel reconstruyó Jericó: poner los cimientos le costó la vida de Abirám, su primogénito, y asentar las puertas le costó la vida de Segub, su hijo menor, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Josué, hijo de Nun. (I Reyes 16, 34)
Fue entonces cuando Menajém atacó a Tapúaj y a todos los que se encontraban allí, así como a todo su territorio a partir de Tirsá; la atacó por no haberle abierto las puertas, y abrió el vientre a todas las mujeres embarazadas. (II Reyes 15, 16)
Fue en aquel tiempo cuando Ezequías desmanteló las puertas del Templo del Señor y los soportes que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de metal, para entregarlos al rey de Asiria. (II Reyes 18, 16)
También preparó hierro en abundancia, para clavar las hojas de las puertas y para las grampas, bronce en cantidad incalculable, (I Crónicas 22, 3)
También revistió de oro los postes, los umbrales, los muros y las puertas de la nave, e hizo grabar querubines sobre las paredes. (II Crónicas 3, 7)
Hizo el atrio de los sacerdotes, y la gran explanada con sus puertas, a las que recubrió de bronce. (II Crónicas 4, 9)
los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; la entrada de la Casa, sus puertas interiores para el Santo de los santos, y las puertas de la nave central, todo de oro. (II Crónicas 4, 22)
Reconstruyó Bet Jorón de Arriba y Bet Jorón de Abajo -plazas fuertes con muros, puertas y cerrojos- (II Crónicas 8, 5)
Además, conforme a las disposiciones de su padre David, asignó a las clases sacerdotales sus respectivas funciones; estableció en sus cargos a los levitas, para cantar alabanzas y oficiar en presencia de los sacerdotes, según el rito de cada día; y a los porteros, según sus clases, los encargó de cada una de las puertas, porque así lo había mandado David, el hombre de Dios. (II Crónicas 8, 14)
Entonces Asá dijo a Judá: "Construyamos estas ciudades, rodeándolas de murallas, torres, puertas y cerrojos. Tenemos el país a nuestra disposición, porque hemos buscado al Señor, nuestro Dios, y por eso, él nos ha buscado a nosotros y nos ha dado tranquilidad por todas partes". Y ellos construyeron las ciudades con todo éxito. (II Crónicas 14, 6)
Ustedes harán lo siguiente: un tercio de ustedes, los sacerdotes y levitas que entran de servicio el día sábado, montarán guardia en las puertas; (II Crónicas 23, 4)