Löydetty 388 Tulokset: ejército de madián

  • Los filisteos concentraron todo su ejército en Afeq, mientras que los israelitas acamparon en la fuente que hay en Yizreel. (I Samuel 29, 1)

  • Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Saúl, tomó a Isbaal, hijo de Saúl, y le hizo pasar a Majanáyim. (II Samuel 2, 8)

  • Joab se volvió de la persecución de Abner y reunió todo el ejército; de los veteranos de David faltaban diecinueve hombres, además de Asahel. (II Samuel 2, 30)

  • Llegaron, pues, Joab y todo el ejército que le acompañaba; y se hizo saber a Joab: «Abner, hijo de Ner, ha venido donde el rey, que le ha despedido y él se ha ido en paz.» (II Samuel 3, 23)

  • Y dijo David a Joab y a todo el ejército que le acompañaba: «Rasgad vuestros vestidos, ceñíos los sayales y llorad por Abner.» El rey David iba detrás de las andas. (II Samuel 3, 31)

  • Cuando oigas ruido de pasos en la cima de las balsameras, ataca con decisión porque Yahveh sale delante de ti para derrotar al ejército de los filisteos.» (II Samuel 5, 24)

  • Joab, hijo de Sarvia, era jefe del ejército, y Josafat, hijo de Ajilub, era el heraldo. (II Samuel 8, 16)

  • Puso el resto del ejército al mando de su hermano Abisay y lo ordenó en batalla frente a los ammonitas. (II Samuel 10, 10)

  • Y avanzó Joab con su ejército para luchar contra los arameos, que huyeron ante él. (II Samuel 10, 13)

  • Hadadézer mandó venir a los arameos del otro lado del Río. Y llegaron a Jelam, viniendo a su cabeza Sobak, jefe del ejército de Hadadézer. (II Samuel 10, 16)

  • Huyeron los arameos ante Israel y David abatió a los arameos setecientos carros y 40.000 de carro. Hirió también a Sobak, jefe de su ejército, que murió allí mismo. (II Samuel 10, 18)

  • Llegó Urías donde él y David le preguntó por Joab, y por el ejército y por la marcha de la guerra. (II Samuel 11, 7)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina