Encontrados 38 resultados para: felicidad

  • Un hombre que haya tenido cien hijos y haya vivido muchos años, si no se hartó de felicidad y no tuvo ni siquiera una sepultura, en este caso yo digo que el abortivo es más feliz que él. (Eclesiastés 6, 3)

  • Aun cuando hubiera vivido dos veces mil años sin gustar la felicidad, ¿no van ambos al mismo lugar? (Eclesiastés 6, 6)

  • En el día de la prosperidad goza de felicidad; en el día de la desgracia reflexiona. Tanto lo uno como lo otro lo ha hecho Dios para que el hombre no descubra nada del futuro. (Eclesiastés 7, 14)

  • porque el delincuente comete cien delitos, y no le hacen nada; con todo, yo también sé que llega la felicidad a los que temen a Dios, porque lo temen; (Eclesiastés 8, 12)

  • que no tendrá la felicidad el malhechor, y no prolongará sus días más que como una sombra, porque no teme a Dios. (Eclesiastés 8, 13)

  • Así pues, alabo la alegría, porque para el hombre no hay bajo el sol otra felicidad que comer y beber y gozar. Y esto le acompaña en su trabajo en los días de su vida que le da Dios bajo el sol. (Eclesiastés 8, 15)

  • No descubras tu corazón a cualquiera, si no quieres perder la felicidad. (Eclesiástico 8, 19)

  • No hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, no hay felicidad superior al gozo del corazón. (Eclesiástico 30, 16)

  • Ésta es la orden que les di: "Escuchad mi voz, y yo seré entonces vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; seguid cabalmente el camino que os he prescrito para vuestra felicidad". (Jeremías 7, 23)

  • Buscad palabras y volved al Señor. Decidle: Perdona todas nuestras culpas para que recobremos la felicidad y te ofrezcamos en sacrificio palabras de alabanza. (Oseas 14, 3)

  • ¡Qué felicidad! ¡Qué belleza! El trigo dará vigor a los jóvenes, y el mosto a las jóvenes. (Zacarías 9, 17)

  • sin embargo, no ha cesado jamás de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, mandándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas y saciándoos de comida y llenando vuestros corazones de felicidad". (Hechos 14, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina