Encontrados 82 resultados para: destrucción de altares
No seáis como vuestros padres y vuestros hermanos, que fueron infieles al Señor, Dios de sus padres, que los entregó a la destrucción, como vosotros estáis viendo. (II Crónicas 30, 7)
Destruyeron los altares que había en Jerusalén para los sacrificios y para el incienso y los tiraron al torrente Cedrón. (II Crónicas 30, 14)
Cuando todo acabó, los israelitas que habían estado presentes recorrieron las ciudades de Judá destruyendo los cipos sagrados, las imágenes de Aserá, los lugares de culto de las colinas y los altares en todo Judá, Benjamín, Efraín y Manasés hasta su extinción total. Luego regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad. (II Crónicas 31, 1)
¿No ha sido Ezequías quien ha destruido las colinas y sus altares y ha dicho a Judá y a Jerusalén que se postren sólo ante un altar y sólo en él quemen incienso? (II Crónicas 32, 12)
Reconstruyó las colinas que su padre Ezequías había destruido, levantó altares a Baal, hizo imágenes de Aserá y adoró a todos los astros del cielo y les rindió culto. (II Crónicas 33, 3)
Levantó altares en el templo del Señor, del que el Señor había dicho: "En Jerusalén habitará mi nombre eternamente". (II Crónicas 33, 4)
Levantó altares a todos los astros del cielo en los dos atrios del templo del Señor. (II Crónicas 33, 5)
Quitó del templo del Señor los dioses extranjeros, el ídolo y todos los altares que él mismo había levantado sobre el monte del templo y en Jerusalén, y los tiró fuera de la ciudad. (II Crónicas 33, 15)
Su oración y su acogida, todas sus prevaricaciones y su impiedad, los lugares en los que levantó altares y puso imágenes de Aserá e ídolos antes de su conversión, están escritos en las crónicas de Jozay. (II Crónicas 33, 19)
Fueron destruidos en su presencia los altares de Baal y los cipos que había sobre ellos. Rompió las imágenes de Aserá, los ídolos y las estatuas; los hizo polvo y lo esparció sobre las tumbas de quienes les habían ofrecido sacrificios. (II Crónicas 34, 4)
Quemó los huesos de los sacerdotes sobre sus altares, y así purificó a Judá y Jerusalén. (II Crónicas 34, 5)
derribó los altares y las imágenes de Aserá; despedazó y pulverizó los ídolos y rompió los cipos en todo el territorio de Israel. Luego regresó a Jerusalén. (II Crónicas 34, 7)