Encontrados 72 resultados para: alimento divino
Le tendrás por santo, pues él es quien ofrece el alimento a tu Dios; tenle por santo, porque santo soy yo, que os santifico. (Levítico 21, 8)
"Di a Aarón: Ninguno de tu estirpe, de cualquiera generación que sea, que tenga un defecto corporal se acercará a ofrecer el alimento a su Dios. (Levítico 21, 17)
Ningún descendiente del sacerdote Aarón que tenga algún defecto podrá acercar las ofrendas al Señor; tiene un defecto, y por tanto no se acercará a ofrecer el alimento de su Dios. (Levítico 21, 21)
Podrá comer el alimento de su Dios, a saber, las ofrendas santas y santísimas; (Levítico 21, 22)
En cambio, podrá comerlas el siervo comprado con dinero por el sacerdote, exactamente como el que ha nacido en casa, pues los dos comen su propio alimento. (Levítico 22, 11)
pero si es viuda o divorciada y no tiene hijos y vuelve a casa de su padre como estaba durante la juventud, podrá comer el alimento de su padre. Pero ningún extraño lo podrá comer. (Levítico 22, 13)
ni las aceptaréis tampoco de manos de un extranjero para ofrecerlas en alimento a vuestro Dios, pues están deformes y taradas y no serían aceptadas". (Levítico 22, 25)
Lo haréis diariamente durante siete días. Es un alimento, un sacrificio de olor agradable quemado en honor del Señor, además del holocausto diario y su correspondiente ofrenda de vino. (Números 28, 24)
Porque a él le ha elegido el Señor, tu Dios, entre todas tus tribus para estar en su presencia, hacer el servicio divino y dar la bendición en su nombre, él y sus hijos eternamente. (Deuteronomio 18, 5)
Le hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra, lo alimentó con los productos de los campos, le dio a gustar miel de las peñas, aceite de la dura roca. (Deuteronomio 32, 13)
Los israelitas estaban agotados. Entonces Saúl hizo prestar al pueblo este juramento: "Maldito el hombre que tome alimento antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos". Y nadie comió nada. (I Samuel 14, 24)
Y le dijo uno: "Tu padre ha hecho prestar este juramento a todo el pueblo: ¡Maldito el hombre que tome alimento hoy!". (I Samuel 14, 28)