Encontrados 552 resultados para: Cielo
El rey ordenó al sumo sacerdote Jelcías, al sacerdote segundo y a los guardianes de la puerta sacar fuera del templo del Señor todos los utensilios del culto de Baal, de Aserá y de los astros del cielo; los quemó a las afueras de Jerusalén en los campos del Cedrón y llevó sus cenizas a Betel. (II Reyes 23, 4)
Luego suprimió los sacerdotes idólatras que los reyes de Judá habían instituido y que habían quemado incienso en las colinas, en las ciudades de Judá y en los aledaños de Jerusalén; suprimió también a los que habían quemado incienso a Baal, al sol, a la luna, a los planetas y todos los astros del cielo. (II Reyes 23, 5)
David levantó los ojos y vio al ángel del Señor que estaba entre la tierra y el cielo, con la espada desenvainada en su mano y vuelta hacia Jerusalén. El rey y los ancianos, vestidos de saco, cayeron con sus rostros en tierra, (I Crónicas 21, 16)
y levantó en ella un altar al Señor sobre el cual ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. David invocó al Señor, que le respondió haciendo caer del cielo el fuego sobre el altar de los holocaustos, (I Crónicas 21, 26)
David no contó los menores de veinte años, pues el Señor le había prometido que multiplicaría a Israel como las estrellas del cielo. (I Crónicas 27, 23)
Tuya es, Señor, la grandeza, el poder, el honor, la majestad y la gloria, pues todo cuanto hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo, Señor, es el reino, porque te alzas soberanamente sobre todo. (I Crónicas 29, 11)
Y continuaba: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, creador del cielo y de la tierra, que ha dado al rey David un hijo sabio, entendido, sensato y prudente, que está para construir un templo al Señor y un palacio real. (II Crónicas 2, 11)
Salomón había levantado en medio del atrio una tribuna de bronce de dos metros y medio de larga, dos y medio de ancha y uno y medio de alta. Se subió a ella, se arrodilló, y mirando al cielo, con las manos juntas oró así en presencia de toda la comunidad: (II Crónicas 6, 13)
"Señor, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti ni en el cielo ni en la tierra. Tú guardas la alianza y la fidelidad con tus siervos que siguen tus caminos de todo corazón. (II Crónicas 6, 14)
escucha tú desde el cielo, intervén y haz justicia a tus siervos; condena al culpable haciendo recaer su maldad sobre su cabeza y absuelve al inocente retribuyéndole conforme a su inocencia. (II Crónicas 6, 23)
escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tu pueblo Israel y vuélvelos a la tierra que diste a ellos y a sus padres. (II Crónicas 6, 25)
Cuando se cierre el cielo y no haya lluvia por haber pecado contra ti, si rezan en este lugar, te confiesan su pecado y se arrepienten a causa de tu castigo, (II Crónicas 6, 26)