Encontrados 110 resultados para: prójimo

  • Todo viviente ama a su semejante, y todo hombre a su prójimo. (Eclesiástico 13, 15)

  • Y les dijo: «Guardaos de toda iniquidad», y a cada cual le dio órdenes respecto de su prójimo. (Eclesiástico 17, 14)

  • La misericordia del hombre sólo alcanza a su prójimo, la misericorida del Señor abarca a todo el mundo. El reprende, adoctrina y enseña, y hace volver, como un pastor, a su rebaño. (Eclesiástico 18, 13)

  • Interroga a tu prójimo: quizá no ha dicho nada, y si acaso lo ha dicho, para que no repita. (Eclesiástico 19, 14)

  • Interroga a tu prójimo antes de amenazarle, y obedece a la ley del Altísimo. (Eclesiástico 19, 17)

  • Gana la confianza de tu prójimo en la pobreza, para que, en su prosperidad, con él te satisfagas; en tiempo de tribulación permanece con él, para que cuando herede con él lo compartas. (Eclesiástico 22, 23)

  • Perdona a tu prójimo el agravio, y, en cuanto lo pidas, te serán perdonados tus pecados. (Eclesiástico 28, 2)

  • Recuerda los mandamientos, y no tengas rencor a tu prójimo, recuerda la alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa. (Eclesiástico 28, 7)

  • Quien hace misericordia, presta al prójimo, quien le apoya con su mano, guarda los mandamientos. (Eclesiástico 29, 1)

  • Presta a tu prójimo cuando se halle en necesidad, y por tu parte restituye a tiempo al prójimo. (Eclesiástico 29, 2)

  • Hasta que no recibe, besa las manos de su prójimo, y ante su dinero humilla la voz; pero al tiempo de la restitución da largas, responde con palabras negligentes y echa la culpa a las circustancias. (Eclesiástico 29, 5)

  • El hombre bueno sale fiador de su prójimo, el que ha perdido la vergüenza, lo deja abandonado. (Eclesiástico 29, 14)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina