Encontrados 8381 resultados para: habitar en la casa del Señor

  • como por ejemplo, Sara, que obedecía a Abraham y lo llamaba su señor. Ahora ustedes han llegado a ser sus hijas, haciendo el bien y no dejándose inquietar por ninguna clase de temor. (I Pedro 3, 6)

  • Porque los ojos del Señor miran al justo y sus oídos están atentos a su plegaria, pero él rechaza a los que hacen el mal. (I Pedro 3, 12)

  • por el contrario, glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. (I Pedro 3, 15)

  • Porque ha llegado el tiempo en que comenzará el juicio, empezando por la casa de Dios. Ahora bien, si el juicio comienza por nosotros, ¿cuál será la suerte de los que se niegan a creer en la Buena Noticia de Dios? (I Pedro 4, 17)

  • Lleguen a ustedes la gracia y la paz en abundancia, por medio del conocimiento de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor. (II Pedro 1, 2)

  • Porque si ustedes poseen estas cosas en abundancia, no permanecerán inactivos ni estériles en lo que se refiere al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 8)

  • y se les abrirán ampliamente las puertas del Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (II Pedro 1, 11)

  • porque sé que muy pronto tendré que dejarla, como me lo ha hecho saber nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 14)

  • Porque no les hicimos conocer el poder y la Venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas ingeniosamente inventadas, sino como testigos oculares de su grandeza. (II Pedro 1, 16)

  • En el pueblo de Israel hubo también falsos profetas. De la misma manera, habrá entre ustedes falsos maestros que introducirán solapadamente desviaciones perniciosas, y renegarán del Señor que los redimió, atrayendo sobre sí mismos una inminente perdición. (II Pedro 2, 1)

  • El Señor, en efecto, sabe librar de la prueba a los hombres piadosos, y reserva a los culpables para que sean castigados en el día del Juicio, (II Pedro 2, 9)

  • mientras que los ángeles superiores en fuerza y en poder no pronuncian ningún juicio injurioso contra ellos en la presencia del Señor. (II Pedro 2, 11)


“Deus é servido apenas quando é servido de acordo com a Sua vontade.” São Padre Pio de Pietrelcina