Encontrados 110 resultados para: cedro del Líbano

  • Tu cuello es como una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón, junto a la puerta Mayor. Tu nariz es como la Torre del Líbano, centinela que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)

  • Si fuera una muralla, le pondríamos almenas de plata; si fuera una puerta, la reforzaríamos con tablas de cedro. La hermana menor (Cantar 8, 9)

  • Crecí como un cedro en el Líbano y como un ciprés en los montes del Hermón; (Eclesiástico 24, 13)

  • como rosa en los días de primavera, como lirio junto a un manantial, como brote del Líbano en los días de verano, (Eclesiástico 50, 8)

  • Cuando recibía las porciones de manos de los sacerdotes -y estaba él mismo de pie, junto al fuego del altar, con una corona de hermanos a su alrededor como retoños de cedro en el Líbano- lo rodeaban como troncos de palmera (Eclesiástico 50, 12)

  • contra todos los cedros del Líbano, altaneros y elevados, contra todas las encinas de Basán, (Isaías 2, 13)

  • él corta con el hierro la espesura del bosque, y cae el Líbano con su esplendor. (Isaías 10, 34)

  • Hasta los cipreses, los cedros del Líbano, se regocijan de tu suerte: "¡Desde que yaces tendido, nadie sube a talarnos!". (Isaías 14, 8)

  • ¿No falta poco, muy poco tiempo, para que el Líbano se vuelva un vergel y el vergel parezca un bosque? (Isaías 29, 17)

  • La tierra está de duelo y desfallece, el Líbano pierde el color y se marchita, el Sarón se ha convertido en una estepa, el Basán y el Carmelo se deshojan. (Isaías 33, 9)

  • ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. (Isaías 35, 2)

  • Por medio de tus servidores has insultado al Señor y has dicho: Con mis numerosos carros escalé la cima de las montañas, los rincones inaccesibles del Líbano. Talé sus cedros más altos, sus mejores cipreses; llegué hasta su último extremo, hasta lo más espeso de su bosque. (Isaías 37, 24)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina