Encontrados 1134 resultados para: David y Jonatán

  • En su tiempo y bajo su conducción, se logró expulsar a los extranjeros del país, en especial, a los que se encontraban en la Ciudad de David, en Jerusalén. Allí habían construido una Ciudadela, de la que salían para profanar los alrededores del Santuario causando graves ultrajes a su santidad. (I Macabeos 14, 36)

  • Mientras se consumía el sacrificio, los sacerdotes recitaban una plegaria: Jonatán entonaba, y los demás respondían junto con Nehemías. (II Macabeos 1, 23)

  • Los mismos hechos se narraban en los archivos y en las Memorias de Nehemías, donde se relataba, además, cómo este fundó una biblioteca, en la que reunió los libros que tratan de los reyes, los libros de los profetas y los de David, así como también las cartas de los reyes sobre las ofrendas. (II Macabeos 2, 13)

  • y puso al frente de cada unidad a sus hermanos Simón, José y Jonatán, con mil quinientos hombres a las ordenes de cada uno. (II Macabeos 8, 22)

  • Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel, (Proverbios 1, 1)

  • Palabras de Cohélet, hijo de David, rey en Jerusalén. (Eclesiastés 1, 1)

  • Tu cuello es como la torre de David, construida con piedras talladas: de ella cuelgan mil escudos, toda clase de armaduras de guerreros. (Cantar 4, 4)

  • Hubo también una alianza con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá; pero esa herencia real pasa del padre a uno solo de sus hijos, mientras que la de Aarón pasa a toda su descendencia. (Eclesiástico 45, 25)

  • Después de él surgió Natán, para profetizar en tiempos de David. (Eclesiástico 47, 1)

  • Como se aparta la grasa del sacrificio de comunión, así fue elegido David entre los israelitas. (Eclesiástico 47, 2)

  • Después de él surgió un hijo lleno de saber que, gracias a David, vivió desahogadamente. (Eclesiástico 47, 12)

  • Pero el Señor no renuncia jamás a su misericordia ni deja que se pierda ninguna de sus palabras: él no hará desaparecer la posteridad de su elegido, ni exterminará la estirpe de aquel que lo amó. Por eso, le dio un resto a Jacob, y a David una raíz nacida de él. (Eclesiástico 47, 22)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre todo o bem que ela ainda pode fazer”. São Padre Pio de Pietrelcina