Encontrados 23 resultados para: soberano

  • Por orden del soberano, los mensajeros llevaron, en el menor tiempo posible, a todas las provincias del imperio las cartas en que se mandaba masacrar, asesinar y exterminar a todos los judíos, fueran jóvenes o viejos, niños o mujeres, y apoderarse de sus bienes. (Ester 3, 13)

  • Es la primera de las obras de Dios, que lo hizo soberano de sus compañeros. (Job 40, 19)

  • No he pecado en palabras, como pecan los hombres; he guardado las palabras de tus labios, y seguido las sendas del Soberano. (Salmos 17, 4)

  • Todo empezó con las victorias del macedonio Alejandro primero, hijo de Filipo, el cual, saliendo de Grecia, derrotó a Darío, rey de los persas y de los medos, y reinó en su lugar. Este fue el primer soberano del mundo griego. (1 Macabeos 1, 1)

  • Había en ella un templo extraordinariamente rico, en el cual se guardaban armaduras de oro, corazas y armas, que allí había dejado el rey macedonio Alejandro, hijo de Filipo, el primer soberano de los griegos. (1 Macabeos 6, 2)

  • Los hombres de Judas, después de invocar al gran Soberano del mundo, que sin máquinas de guerra había derribado los muros de Jericó en tiempo de Josué, se lanzaron ferozmente contra los muros. (2 Macabeos 12, 15)

  • Pero el malvado preguntó si en efecto había en el cielo un Soberano que hubiera ordenado santificar el sábado. (2 Macabeos 15, 3)

  • Ellos respondieron: «El propio Señor vivo, soberano del cielo, es el que ha mandado celebrar el día séptimo.» (2 Macabeos 15, 4)

  • «Pues yo, como soberano sobre la tierra, mando tomar las armas y ejecutar los decretos del rey.» Pero no pudo llevar a cabo sus propósitos impíos. (2 Macabeos 15, 5)

  • Un pueblo numeroso es la gloria de su rey; cuando faltan los súbditos es la ruina del soberano. (Proverbios 14, 28)

  • Vi otro mal bajo el sol, y uno podría pensar que el error viene del Soberano: (Eclesiastés (Qohelet) 10, 5)

  • No hay tampoco rey o soberano alguno que puede oponérsete cuando decides castigar. (Sabiduría 12, 14)


“Somente por meio de Jesus podemos esperar a salvação.” São Padre Pio de Pietrelcina