Encontrados 26 resultados para: nieve

  • Frescura de nieve en un día de verano, así es el mensajero fiel para el que lo envía: ¡qué consuelo para su amo! (Proverbios 25, 13)

  • Ni nieve en verano, ni lluvia en la cosecha: tampoco convienen honores a un tonto. (Proverbios 26, 1)

  • No le hace temer la nieve por los suyos porque todos tienen abrigos forrados. (Proverbios 31, 21)

  • Sí, la esperanza de los impíos es como la paja que se la lleva el viento, o como el copo de nieve que arrastra la tormenta, como el humo disipado por el viento, o el recuerdo de un huésped de un día: que se olvida. (Sabiduría 5, 14)

  • Se parecía a la nieve, pero soportaba el fuego sin derretirse; mientras que por ese tiempo las cosechas de los enemigos eran presa de las llamas que ardían en medio del granizo: los relámpagos brillaban bajo la lluvia. (Sabiduría 16, 22)

  • Si él quiere despacha la nieve y apresura a los relámpagos para que ejecuten sus sentencias. (Sirácides (Eclesiástico) 43, 13)

  • Los copos de nieve descienden como pájaros; se posa como la langosta. Su blancura inmaculada maravilla a nuestros ojos, el pensamiento queda en suspenso al verla caer. (Sirácides (Eclesiástico) 43, 18)

  • Ahora Yavé les dice: «Vengan, para que arreglemos cuentas. Aunque sus pecados sean colorados, quedarán blancos como la nieve; aunque sean rojos como púrpura, se volverán como lana blanca. (Isaías 1, 18)

  • Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente para sembrar y el pan para comer, (Isaías 55, 10)

  • ¿Han visto ustedes que haya desaparecido de las altas cumbres la nieve del Líbano, o que se hayan secado las aguas poderosas, frescas y corrientes? (Jeremías 18, 14)

  • Sus nazireos eran más puros que la nieve, más blancos que la leche, de cuerpo más rojo que corales; su cara, un zafiro. (Lamentaciones 4, 7)

  • Estaba observando y vi lo siguiente: Pusieron unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestido era blanco como la nieve; su pelo, albo como la lana blanqueada. Su trono era de llamas de fuego con ruedas de fuego ardiente. (Daniel 7, 9)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina