Encontrados 153 resultados para: fiesta de los tabernáculos

  • Judas y los suyos se lo agradecieron y les exhortaron a que también en lo sucesivo fueran benévolos con los de su raza. Hecho esto, se volvieron a Jerusalén, pues ya estaba cerca la fiesta de las Semanas, o sea, Pentecostés. (2 Macabeos 12, 31)

  • Después de la fiesta llamada de Pentecostés marcharon contra Gorgias, gobernador de Idumea. (2 Macabeos 12, 32)

  • Cuando les va bien a los justos la ciudad se alegra, cuando los malvados pierden, hay fiesta. (Proverbios 11, 10)

  • Para el infeliz todos los días son malos, el que tiene alegre el corazón está siempre de fiesta. (Proverbios 15, 15)

  • Anda a la casa que está de duelo más que a la que está de fiesta: verás el fin de todo hombre, y al que vive le da para pensar. (Eclesiastés (Qohelet) 7, 2)

  • Será tu ornamento, tu túnica de gala; la llevarás en la frente como una diadema de fiesta. (Sirácides (Eclesiástico) 6, 31)

  • Si procuras la justicia, la lograrás; te revestirás de ella como de un manto de fiesta. (Sirácides (Eclesiástico) 27, 8)

  • El tiempo de la fiesta nos viene de la luna, cuando después de un plenilunio vuelve a su menguante. (Sirácides (Eclesiástico) 43, 7)

  • Así era Simón cuando subía al santo altar de los sacrificios, revestido con su túnica de fiesta y con sus preciosos ornamentos; su gloria centelleaba en el recinto del Santuario. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 11)

  • Tú los has bendecido y multiplicado, los has colmado de alegría. Es una fiesta ante ti como en un día de siega, es la alegría de los que reparten el botín. (Isaías 9, 2)

  • Ya no tocan los tambores, ni resuenan las guitarras, ha cesado el bullicio de la fiesta. (Isaías 24, 8)

  • Ustedes cantarán, entonces, como en una noche de fiesta, en que todos los corazones están contentos, como el que parte, al son de la flauta, para subir el cerro de Yavé, cerca de la roca de Israel, mientras se tocan tambores y guitarras y se baila... (Isaías 30, 29)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina