Encontrados 66 resultados para: construcción de la torre de babel

  • Después dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Así nos haremos famosos, y no nos dispersaremos por todo el mundo.» (Génesis 11, 4)

  • Yavé bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantan- do, (Génesis 11, 5)

  • Por eso se la llamó Babel, porque allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra. (Génesis 11, 9)

  • todos aquellos a quienes su corazón movía, hombres de corazón generoso, vinieron a dejar su ofrenda para Yavé, para la construcción de la Tienda de las Citas, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas. (Exodo 35, 21)

  • Por eso, todos los artesanos que trabajaban en la construcción del Santuario, además de su propio trabajo, (Exodo 36, 4)

  • fueron a decir a Moisés: «El pueblo entrega más de lo que se necesita para la construcción de las obras que Yavé ha mandado hacer.» (Exodo 36, 5)

  • El respondió: «Cuando vuelva victorioso derribaré esta torre.» (Jueces 8, 9)

  • Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad. (Jueces 8, 17)

  • Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. (Jueces 9, 46)

  • Se comunicó a Abimelec que todos los habitantes de la torre de Siquem estaban juntos; (Jueces 9, 47)

  • «Lo que han visto que yo he hecho, háganlo ustedes también.» Y todos sus hombres cortaron cada uno su rama; luego siguieron a Abimelec, pusieron las ramas sobre el subterráneo y lo quemaron encima de ellos. Así murieron todos los habitantes de la torre de Siquem, unos mil hombres y mujeres. (Jueces 9, 49)

  • Había en medio de la ciudad una torre fuerte, y en ella se refugiaron todos los hombres y mujeres, todos los habitantes de la ciudad. Cerraron por dentro y subieron a la terraza de la torre. (Jueces 9, 51)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina