Encontrados 110 resultados para: adorar a baal

  • Entonces el rey ordenó al sumo sacerdote Helquías, así como a los sacerdotes de menor grado y a todos los porteros, que sacaran todos los objetos que se habían hecho para Baal, para Asera y para todos los astros del cielo. Los hizo quemar fuera de Jerusalén, en las tierras baldías del Cedrón, y arrojó sus cenizas a la sepultura común del pueblo. (2 Reyes 23, 4)

  • Los reyes de Judá habían establecido sacerdotes paganos que ofrecían sacrificios en los santuarios de las lomas, en varias ciudades de Judá y alrededor de Jerusalén. Josías los suprimió, así como a los que ofrecían incienso a Baal, al sol, a la luna, a los astros y a todo el ejército del cielo. (2 Reyes 23, 5)

  • Murió Saúl y reinó en su lugar Baal-Janán, hijo de Acbor. (1 Crónicas 1, 49)

  • Murió Baal-Janán y reinó en su lugar Hadad. El nombre de su ciudad era Paí, y el de su mujer Mehetabel, hija de Matred, hija de Mezahab. (1 Crónicas 1, 50)

  • Mica, hijo suyo; Reaías, hijo suyo; Baal, hijo suyo; (1 Crónicas 5, 5)

  • Belá, hijo de Azaz, hijo de Sema, hijo de Joel. Estos habitaban en Aroer y hasta Nebo y Baal-Meón. (1 Crónicas 5, 8)

  • Los hijos de la media tribu de Manasés habitaron en el país desde Basán hasta Baal-Hermón, Senir y la montaña de Hermón. (1 Crónicas 5, 23)

  • su hijo primogénito: Abdón, después Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, (1 Crónicas 8, 30)

  • y su hijo primogénito Abdán. Después, Sur, Quis, Baal, Ner, Nadab, (1 Crónicas 9, 36)

  • El altar de bronce que había hecho Betsaleel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba allí ante la Morada de Yavé en que Salomón y la asamblea vinieron a adorar a Yavé. (2 Crónicas 1, 5)

  • Después fue todo el pueblo a la casa de Baal y la destruyeron, rompiendo sus altares y sus imágenes, y mataron a Matán, sacerdote de Baal, ante los altares. (2 Crónicas 23, 17)

  • Dios lo asistió contra los filisteos, contra los árabes que vivían en Gur-Baal y contra los maonitas. (2 Crónicas 26, 7)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina