Encontrados 63 resultados para: Mesías

  • Aparecerán falsos mesías y falsos profetas, que harán señales y prodigios capaces de engañar incluso a los elegidos, si esto fuera posible. (Evangelio según San Marcos 13, 22)

  • Pero él guardaba silencio y no contestaba. De nuevo el Sumo Sacerdote le preguntó: «¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios Bendito?». (Evangelio según San Marcos 14, 61)

  • Que ese Mesías, ese rey de Israel, baje ahora de la cruz: cuando lo veamos, creeremos.» Incluso lo insultaban los que estaban crucificados con él. (Evangelio según San Marcos 15, 32)

  • Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. (Evangelio según San Lucas 2, 11)

  • Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no moriría antes de haber visto al Mesías del Señor. (Evangelio según San Lucas 2, 26)

  • El pueblo estaba en la duda, y todos se preguntaban interiormente si Juan no sería el Mesías, (Evangelio según San Lucas 3, 15)

  • También salieron demonios de varias personas; ellos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él los amenazaba y no les permitía decir que él era el Mesías, porque lo sabían. (Evangelio según San Lucas 4, 41)

  • Entonces él les dijo: «¿Cómo dice la gente que el Mesías es el hijo de David? (Evangelio según San Lucas 20, 41)

  • Jesús contestó: «Estén sobre aviso y no se dejen engañar; porque muchos usurparán mi nombre y dirán: Yo soy el Mesías, el tiempo está cerca. No los sigan. (Evangelio según San Lucas 21, 8)

  • La gente estaba allí mirando; los jefes, por su parte, se burlaban diciendo: «Si salvó a otros, que se salve a sí mismo, ya que es el Mesías de Dios, el Elegido.» (Evangelio según San Lucas 23, 35)

  • Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: «¿No eres tú el Mesías? ¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros.» (Evangelio según San Lucas 23, 39)

  • ¿No tenía que ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» (Evangelio según San Lucas 24, 26)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina