Encontrados 489 resultados para: Alianza de Josué

  • Más bien acuérdate de Yavé, tu Dios, que te dio fuerzas para conseguir este bienestar, cumpliendo así la alianza que bajo juramento prometió a tus padres, como en este día sucede. (Deuteronomio 8, 18)

  • Yo había subido al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la Alianza que Yavé había pactado con ustedes, permaneciendo en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. (Deuteronomio 9, 9)

  • Y Yavé me dio las dos tablas de piedra, las tablas de la Alianza, al terminarse los cuarenta días y las cuarenta noches. (Deuteronomio 9, 11)

  • Bajé, pues, de la cumbre ardiente, teniendo en mis manos las dos tablas de la Alianza, (Deuteronomio 9, 15)

  • Fue entonces cuando Yavé puso aparte la tribu de Leví para que llevaran el Arca de la Alianza, para que fueran sus servidores y sus adoradores, y para que bendijeran invocando su nombre, como lo hacen hasta el día de hoy. (Deuteronomio 10, 8)

  • Si, en medio de ti, en alguna de las ciudades que Yavé te dará, un hombre o una mujer hacen lo que desagrada a Yavé, hasta quebrantar su alianza, (Deuteronomio 17, 2)

  • Estas son las palabras de la Alianza que Yavé mandó a Moisés ratificar con los hijos de Israel en el país de Moab, además de la que hizo con ellos en el Horeb. (Deuteronomio 28, 69)

  • Guarden, pues, las condiciones de esta Alianza y pónganlas en práctica, para que tengan éxito en todas sus empresas. (Deuteronomio 29, 8)

  • Ha llegado la hora de entrar en la Alianza de Yavé, tu Dios, mediante el juramento. (Deuteronomio 29, 11)

  • Y no sólo con ustedes hago yo hoy esta alianza y este juramento, (Deuteronomio 29, 13)

  • y lo separará de todas las tribus de Israel para su desgracia, conforme a todas las maldiciones de la Alianza expresadas en este libro de la Ley. (Deuteronomio 29, 20)

  • Y contestarán: Esto sucedió porque abandonaron la Alianza que Yavé, Dios de sus padres, pactó con ellos al sacarlos de Egipto; (Deuteronomio 29, 24)


“Caminhe com alegria e com o coração o mais sincero e aberto que puder. E quando não conseguir manter esta santa alegria, ao menos não perca nunca o valor e a confiança em Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina