Znaleziono 92 Wyniki dla: victoria divina
Y aquel día la victoria se cambió en luto para todo el ejército, porque aquel día el ejército supo que el rey estaba afligido por su hijo. (II Samuel 19, 3)
¡Viva el Señor, bendita sea mi roca! Alabado sea Dios, el Dios de mi victoria, (II Samuel 22, 47)
Pero él se mantuvo firme y estuvo matando filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. El Señor otorgó aquel día una gran victoria y el ejército se volvió tras Eleazar, pero sólo para recoger el botín. (II Samuel 23, 10)
pero él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Y el Señor otorgó una gran victoria. (II Samuel 23, 12)
Todo Israel se enteró de la sentencia que el rey había pronunciado y todos temieron al rey, viendo que había en él una sabiduría divina para administrar justicia. (I Reyes 3, 28)
Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre tenido en mucho y apreciado por su señor, porque por su medio el Señor había concedido una victoria a Siria. Pero estaba leproso. (II Reyes 5, 1)
Y añadió: "Abre la ventana de oriente". El rey la abrió. Y Eliseo dijo: "Dispara". Y él disparó. Eliseo exclamó: "¡Flecha de victoria de parte del Señor! ¡Flecha de victoria sobre Siria! Derrotarás a Siria, en Afec, hasta el exterminio". (II Reyes 13, 17)
pero él se puso en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. El Señor alcanzó de nuevo una gran victoria. (I Crónicas 11, 14)
David puso guarnición en Siria de Damasco, y los sirios le quedaron sometidos y le pagaron tributo. El Señor daba la victoria a David por dondequiera que iba. (I Crónicas 18, 6)
Puso guarniciones en Edón, y los edomitas quedaron sometidos a David. El Señor daba la victoria a David por dondequiera que iba. (I Crónicas 18, 13)
Vosotros no tenéis necesidad de luchar; deteneos, estaos quietos y veréis la victoria que os da el Señor. Judá y Jerusalén, no temáis ni os asustéis; salid mañana a su encuentro, y el Señor estará con vosotros". (II Crónicas 20, 17)
Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y dieron culto a imágenes de Aserá y a otros ídolos. Esto provocó la cólera divina, que cayó sobre Judá y Jerusalén. (II Crónicas 24, 18)