Znaleziono 109 Wyniki dla: Nabucodonosor
El año doce de su reinado, Nabucodonosor tuvo un sueño que lo inquietó hasta el punto de no dejarlo dormir. (Daniel 2, 1)
Y en una visión nocturna, Dios reveló el sueño misterioso de Nabucodonosor a Daniel. Por lo cual Daniel bendijo al Dios de los Cielos (Daniel 2, 19)
pero hay un Dios en el cielo que descubre los misterios y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al fin de los tiempos. Estos eran tu sueño y tus visiones cuando estabas en tu cama. (Daniel 2, 28)
Al oír esto, el rey Nabucodonosor se arrodilló delante de Daniel y ordenó que se le ofreciera un regalo. (Daniel 2, 46)
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de treinta metros de alto por tres metros de ancho, y la colocó en el llano de Dura, en la provincia de Babilonia. (Daniel 3, 1)
El rey Nabucodonosor mandó a los funcionarios, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, jueces y abogados de toda la provincia, para que se reunieran y asistieran a la inauguración de la estatua (Daniel 3, 2)
Se reunieron, pues, los funcionarios, prefectos, gobernadores, consejeros, tesoreros, abogados y jueces y todas las autoridades provinciales, para la dedicación de la estatua levantada por el rey Nabucodonosor (Daniel 3, 3)
en el momento en que oigan la trompeta, la flauta, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y cualquier música, ustedes tendrán que postrarse y adorar la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 5)
Por eso, en cuanto se oyó la trompeta, la flauta, la cítara, la sambuca, el salterio, la zampoña y toda clase de música, los hombres de todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro erigida por el rey Nabucodonosor. (Daniel 3, 7)
Dijeron al rey Nabucodonosor: «¡Viva el rey eternamente! (Daniel 3, 9)
Enfurecido, Nabucodonosor mandó a llamar a Sidrac, Misac y Abdénago. (Daniel 3, 13)
Entonces el rey Nabucodonosor, muy asombrado, se levantó de repente y preguntó a sus consejeros: «¿No echamos al fuego a estos tres hombres atados?» Ellos respondieron: «Indudablemente.» (Daniel 3, 91)