Fondare 365 Risultati per: desierto

  • ¡Escapad, salvaos, sed como el asno salvaje en el desierto! (Jeremías 48, 6)

  • Dad una tumba a Moab, porque está totalmente devastada. Sus ciudades son como un desierto: nadie ya habita en ellas. (Jeremías 48, 9)

  • Los gritos de Jesbón y de Elealé llegan hasta Yahas; se grita desde Soar hasta Joronáyim y Eglat Selisiya, pues también las aguas de Nimrín se convierten en un desierto. (Jeremías 48, 34)

  • Pues por mí mismo he jurado -dice el Señor- que Bosra quedará hecha un desierto, un horror, un oprobio, una maldición, y todas sus ciudades serán ruinas perpetuas. (Jeremías 49, 13)

  • Jasor quedará como guarida de chacales, un desierto para siempre; nadie más habitará en ella, ni un alma volverá a vivir allí". (Jeremías 49, 33)

  • Pues desde el norte avanza contra ella un pueblo que convertirá en un desierto su tierra, y nadie más habitará allí; hombres y bestias huyen, desaparecen. (Jeremías 50, 3)

  • Vuestra madre está llena de vergüenza, confundida la que os dio a luz. Vedla, la última de las naciones, desierto, aridez, estepa. (Jeremías 50, 12)

  • Tiembla la tierra y se estremece, porque se cumple el decreto del Señor contra Babilonia: reducir el país de Babilonia a un desierto despoblado. (Jeremías 51, 29)

  • Sus ciudades se han convertido en un desierto, en tierra árida, en estepa; nadie ya vivirá allí, ni un alma volverá a pasar por ella. (Jeremías 51, 43)

  • Y dirás: ¡Señor! Tú mismo has sentenciado que este lugar será destruido y que nadie lo volverá a habitar; ni hombre, ni bestia, sino que será un perpetuo desierto. (Jeremías 51, 62)

  • Hasta los chacales presentan las ubres, dan de mamar a sus cachorros; las hijas de mi pueblo se han hecho crueles como las avestruces del desierto. (Lamentaciones 4, 3)

  • Nuestros perseguidores eran más veloces que las águilas del cielo; por los montes nos acosaban, en el desierto nos tendían emboscadas. (Lamentaciones 4, 19)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina