Fondare 13 Risultati per: súplicas

  • Que estas súplicas que yo he pronunciado en presencia del Señor, nuestro Dios, estén presentes ante él día y noche, para que haga justicia a su servidor y a su pueblo Israel, según la necesidad de cada día. (I Reyes 8, 59)

  • Sí, Dios mío, que tus ojos estén abiertos y tus oídos atentos a las súplicas que se hagan en este lugar. (II Crónicas 6, 40)

  • ¿Acaso te hará largas súplicas o te dirigirá palabras tiernas? (Job 40, 27)

  • Señor de los ejércitos, ¿hasta cuándo durará tu enojo, a pesar de las súplicas de tu pueblo? (Salmos 80, 5)

  • En los montes desolados se escucha una voz: son llantos y súplicas de los hijos de Israel, porque han tomado por un camino torcido, se han olvidado del Señor, su Dios. (Jeremías 3, 21)

  • Nosotros no hemos aplacado con nuestras súplicas el rostro del Señor, apartándonos cada uno de los pensamientos de su corazón perverso. (Baruc 2, 8)

  • Yo volví mi rostro hacia el Señor Dios para obtener una respuesta, con oraciones y súplicas, mediante el ayuno, el cilicio y las cenizas. (Daniel 9, 3)

  • Y ahora, Dios nuestro, escucha la oración y las súplicas de tu servidor, y a causa de ti mismo, Señor, que brille tu rostro sobre tu Santuario desolado. (Daniel 9, 17)

  • Inclina tu oído, Dios mío, y escucha; abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad que es llamada con tu Nombre, porque no presentamos nuestras súplicas delante de ti a causa de nuestros actos de justicia, sino a causa de tu gran misericordia. (Daniel 9, 18)

  • Cuando tú comenzabas tus súplicas, salió una palabra, y yo he venido a anunciártela, porque tú eres objeto de predilección. Discierne la palabra y entiende la visión. (Daniel 9, 23)

  • Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animados por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos, (Efesios 6, 18)

  • Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, (I Timoteo 2, 1)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina