Fondare 275 Risultati per: Salomón

  • Cuando la reina vio toda la sabiduría de Salomón, las casa que había construido, (II Crónicas 9, 3)

  • La reina regaló al rey ciento veinte talentos de oro, una enorme cantidad de perfumes y piedras preciosas; nunca más hubo tantos perfumes como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón. (II Crónicas 9, 9)

  • Los servidores de Jirám y de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron también madera de sándalo y piedras preciosas. (II Crónicas 9, 10)

  • Por su parte, el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que a ella se le ocurrió pedir, mucho más de lo que ella misma había traído al rey. Después, la reina emprendió el camino de regreso a su país, acompañada de su séquito. (II Crónicas 9, 12)

  • El peso del oro que recibía Salomón en un solo año ascendía a seiscientos sesenta y seis talentos. (II Crónicas 9, 13)

  • sin contar lo que aportaba el tráfico de los viajantes y mercaderes. Todos los reyes de Arabia y los gobernadores del país llevaban oro y plata a Salomón. (II Crónicas 9, 14)

  • El rey Salomón hizo doscientos grandes escudos de oro trabajado a martillo, empleando para cada uno seiscientos siclos de oro, (II Crónicas 9, 15)

  • Toda la vajilla del rey Salomón era de oro, y todo el mobiliario de la sala llamada Bosque del Líbano, de oro fino; no se usaba la plata, a la que en tiempos de Salomón no se la tenía en cuenta para nada. (II Crónicas 9, 20)

  • El rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría. (II Crónicas 9, 22)

  • Todos los reyes de la tierra trataban de ver a Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón. (II Crónicas 9, 23)

  • Salomón llegó a tener cuatro mil caballerizas para los caballos y los carros de guerra, y doce mil caballos, que acantonó en las ciudades de guarnición y en Jerusalén, junto a él. (II Crónicas 9, 25)

  • Los caballos para Salomón se importaban de Musrí y de todos los países. (II Crónicas 9, 28)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina