Fondare 659 Risultati per: sabiduría del mundo

  • «¿En qué quedó la promesa de su venida? Desde que murieron nuestros padres en la fe todo sigue igual que al comienzo del mundo.» (2º Carta de Pedro 3, 4)

  • Y por la misma palabra este mundo pereció anegado por las aguas del diluvio. (2º Carta de Pedro 3, 6)

  • Consideren que las demoras de nuestro Señor son para nuestra salvación, como lo escribió nuestro querido hermano Pablo con la sabiduría que le fue dada, (2º Carta de Pedro 3, 15)

  • El es la víctima por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero. (1º Carta de Juan 2, 2)

  • No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1º Carta de Juan 2, 15)

  • Pues toda la corriente del mundo, -la codicia del hombre carnal, los ojos siempre ávidos, y la arrogancia de los ricos-, nada viene del Padre, sino del mundo. (1º Carta de Juan 2, 16)

  • Pasa el mundo con todas sus codicias, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (1º Carta de Juan 2, 17)

  • Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre que no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. (1º Carta de Juan 3, 1)

  • No se extrañen, hermanos, si el mundo los odia, (1º Carta de Juan 3, 13)

  • Si uno goza de riquezas en este mundo y cierra su corazón cuando ve a su hermano en apuros, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? (1º Carta de Juan 3, 17)

  • Queridos míos, no se fíen de cualquier inspiración. Examinen los espíritus para ver si vienen de Dios, porque andan por el mundo muchos falsos profetas. (1º Carta de Juan 4, 1)

  • En cambio, si un inspirado no reconoce a Jesús, ese espíritu no es de Dios; es el mismo espíritu del Anticristo. Han oído que vendría un anticristo: pues bien, ya está en el mundo. (1º Carta de Juan 4, 3)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina