Fondare 166 Risultati per: ofrenda de cereales
y, luego, al tiempo de la ofrenda de la tarde, salí de mi postración, y con mis vestidos y mi manto desgarrados, me arrodillé, levantando mis manos a Yavé, mi Dios. (Esdras 9, 5)
para el pan que se presenta para la ofrenda perpetua, y para el holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de la luna nueva, de las fiestas; para los otros sacrificios, para los sacrificios de expiación por el pecado de Israel y para todo lo que haga falta en la Casa de nuestro Dios. (Nehemías 10, 34)
Entre sacerdotes, levitas y gente del pueblo hemos echado a suertes la ofrenda de leña que cada familia por turno debe traer cada año a la Casa de Yavé, para mantener el fuego en el altar de Yavé, nuestro Dios, según está escrito en la Ley. (Nehemías 10, 35)
Lo mejor de nuestros cereales, de los frutos de todo árbol, del vino y del aceite se lo traeremos a los sacerdotes, para guardarlo en los departamentos de la Casa de nuestro Dios; también traeremos los diezmos de nuestro campo para los levitas. Los levitas cobrarán el diezmo en todas las ciudades campestres. (Nehemías 10, 38)
igual que para la ofrenda de leña a plazos fijos y para las primicias. ¡Acuérdate de mí, Dios mío, para mi bien! (Nehemías 13, 31)
ríndanle al Señor la gloria de su nombre. Traigan la ofrenda y entren en su templo, (Salmos 96, 8)
Acepta, Señor, la ofrenda de mi boca, y enséñame tus juicios. (Salmos 119, 108)
¡Suba a ti mi oración como el incienso, mis manos que a ti levanto sean como la ofrenda de la tarde! (Salmos 141, 2)
Haz tu ofrenda a Yavé, tomando de tus bienes los primeros frutos de tus cosechas; (Proverbios 3, 9)
Mira dónde pisas cuando vayas a la Casa de Dios. Presenta la ofrenda como un hombre prevenido, no como los tontos que ofrecen el sacrificio y no ven que hacen el mal. (Eclesiastés (Qohelet) 4, 17)
Los probó como al oro en el horno donde se funden los metales, y los aceptó como una ofrenda perfecta. (Sabiduría 3, 6)
No guardes rencor a tu prójimo sea cual fuere la ofrenda; no hagas algo bajo el efecto de la cólera. (Sirácides (Eclesiástico) 10, 6)