Fondare 109 Risultati per: armas espirituales
Levantando sus ojos vieron, en medio de un rumor confuso, mucho equipaje; el esposo, sus amigos y hermanos avanzaban hacia ellos con tamboriles, instrumentos musicales y armas numerosas. (1 Macabeos 9, 39)
Demetrio, pues, autorizó a Jonatán para formar un ejército y para fabricar armas; lo llamó su aliado y ordenó que le entregaran los rehenes que estaban en la fortaleza de Jerusalén. (1 Macabeos 10, 6)
Arrojaron las armas e hicieron la paz. Con esto los judíos se merecieron la admiración del rey y se hicieron famosos en todo el reino, y volvieron a Jerusalén cargados de botín. (1 Macabeos 11, 51)
Con esto, Jonatán, a la caída del sol, mandó a su gente que durante toda la noche velasen con las armas en la mano, dispuestos a luchar, y puso centinelas alrededor del campamento. (1 Macabeos 12, 27)
las rodeó de grandes columnas y sobre las columnas hizo esculpir armas para que siempre se acordaran de ellos, y al lado de estas armas, naves esculpidas para que las vieran todos los marineros. (1 Macabeos 13, 29)
Entonces se levantó Simón para luchar por su nación. Hizo muchos gastos de sus propios bienes para procurar armas y dar un sueldo a los combatientes de su nación. (1 Macabeos 14, 32)
Acepto que Jerusalén y el Lugar Santo sean autónomos y que cuantas armas has fabricado, así como las fortalezas que has construido y ocupado, te pertenezcan. (1 Macabeos 15, 7)
Cuando Simón y sus hijos estuvieron ebrios, Tolomeo y sus ayudantes tomaron sus armas y se echaron sobre Simón en medio del banquete, matándole a él, a sus dos hijos y a algunos de sus servidores. (1 Macabeos 16, 16)
Cuando esos sucesos llegaron a noticia del rey, pensó que toda Judea se había sublevado. Se puso furioso y, saliendo de Egipto, vino a tomar Jerusalén por las armas. (2 Macabeos 5, 11)
«Ellos, les dijo, vienen confiados en sus armas y en su audacia, pero nosotros tenemos puesta nuestra confianza en Dios Todopoderoso, que puede exterminar con un solo gesto a todos los que nos invaden y aun al mundo entero.» (2 Macabeos 8, 18)
Recogidas las armas y los despojos del enemigo, celebraron el sábado en aquel día en que Dios empezaba a manifestarles su misericordia. (2 Macabeos 8, 27)
Las armas tomadas al enemigo se guardaron cuidadosamente en lugares seguros; el resto del botín lo llevaron a Jerusalén. (2 Macabeos 8, 31)