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Pero con toda justicia serán castigados por dos motivos: primero porque desconocieron a Dios al irse con los ídolos, segundo porque cometieron un fraude, al hacer falsos juramentos menospreciando lo que es sagrado. (Sabiduría 14, 30)
Como la lámpara que brilla en un candelabro sagrado, así es un hermoso rostro en un cuerpo armonioso. (Sirácides (Eclesiástico) 26, 17)
Lo revistió con un traje sagrado, bordado de oro, de púrpura y de escarlata; encima llevaba el pectoral con el urim y el tumim, bordado también con hilos escarlatas. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 10)
Dio esplendor a las fiestas y realzó el brillo de las solemnidades, haciendo que se alabara el nombre del Señor: desde la aurora se oía el canto sagrado. (Sirácides (Eclesiástico) 47, 10)
De tantas riquezas y ganancias deshonestas, profanaste el lugar sagrado;hice brotar fuego de ti que te devoró;no dejé de ti más que cenizas por el suelo,en presencia de los que te miraban. (Ezequiel 28, 18)
Así midió los cuatro lados; un muro de quinientas varas a lo largo y a lo ancho separaba lo sagrado de lo profano. (Ezequiel 42, 20)
Le enseñarán a mi pueblo la diferencia entre lo sagrado y lo profano, entre lo puro y lo impuro. (Ezequiel 44, 23)
Cuando se repartan por sorteo el país, dejarán una parte para Yavé, un territorio sagrado que hayan elegido dentro del país; tendrá veinticinco mil codos de largo por veinte mil de ancho; será sagrado en toda su extensión. (Ezequiel 45, 1)
El lote sagrado destinado a los sacerdotes tendrá veinticinco mil codos al norte, diez mil codos de ancho al oeste y al este, y veinticinco mil codos al sur. El santuario de Yavé estará en el medio. (Ezequiel 48, 10)
El príncipe recibirá lo que queda al este y al oeste, tanto de la parte consagrada como de la propiedad de la ciudad, en esa franja de veinticinco mil codos de largo que va desde la frontera este a la frontera oeste; la porción del príncipe será paralela a los demás lotes, y en el medio estará el dominio sagrado con el santuario de la Casa. (Ezequiel 48, 21)
Toquen la trompeta en Sión, promulguen un ayuno sagrado y llamen a concejo. (Joel 2, 15)
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. El templo de Dios es sagrado, y ese templo son ustedes. (1º Carta a los Corintios 3, 17)