Talált 79 Eredmények: rey Eliseo

  • Volvieron a Jericó, donde estaba Eliseo, que les dijo: "¿No os dije yo que no fuerais?". (II Reyes 2, 18)

  • Los vecinos de la ciudad dijeron a Eliseo: "Mira, en esta ciudad se vive bien, como mi señor ve; pero las aguas son malas y esterilizan la tierra". (II Reyes 2, 19)

  • Y el agua quedó saneada hasta el presente, tal como Eliseo había dicho. (II Reyes 2, 22)

  • De allí Eliseo fue a Betel y, cuando iba por el camino, unos rapazuelos que habían salido de la ciudad empezaron a burlarse de él, diciéndole: "¡Sube, calvo! ¡Sube, calvo!". (II Reyes 2, 23)

  • Pero Josafat preguntó: "¿No habrá aquí algún profeta del Señor, para consultar al Señor por su medio?". Uno de los servidores del rey de Israel dijo: "Aquí está Eliseo, el hijo de Safat, el que vertía agua en las manos de Elías". (II Reyes 3, 11)

  • Y Josafat dijo: "Con él está la palabra del Señor". El rey de Israel, Josafat y el rey de Edón fueron a ver a Eliseo. (II Reyes 3, 12)

  • Eliseo dijo al rey de Israel: "¿Qué tengo que ver yo contigo? Vete a consultar a los profetas de tu padre y a los de tu madre". Pero el rey de Israel repuso: "Es que el Señor nos ha reunido a tres reyes para entregarnos en manos de Moab". (II Reyes 3, 13)

  • Eliseo dijo: "Vive el Señor todopoderoso, a quien adoro, que si no fuese en atención a Josafat, rey de Judá, no te haría caso ni te miraría. (II Reyes 3, 14)

  • Traedme un arpista". Y, mientras el arpista tañía el arpa, la mano del Señor fue sobre Eliseo, (II Reyes 3, 15)

  • Una mujer, esposa de un discípulo de los profetas, fue a lamentarse a Eliseo: "Mi marido ha muerto. Tú bien sabes que tu siervo era temeroso del Señor. Pues bien, el acreedor ha venido a llevarse mis dos hijos como esclavos". (II Reyes 4, 1)

  • Eliseo le dijo: "¿Qué puedo hacer por ti? Dime: ¿qué tienes en casa?". Ella respondió: "Sólo tengo una orza de aceite". (II Reyes 4, 2)

  • Ella dejó a Eliseo, y se cerró en casa con sus hijos; éstos le presentaban las vasijas, y ella las llenaba. (II Reyes 4, 5)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina