Talált 956 Eredmények: milagros de Jesús
De pronto le llevaron un paralítico tendido en una camilla. Jesús al ver su fe, dijo al paralítico: "Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados". (Mateo 9, 2)
Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: "¿Por qué pensáis tan mal? (Mateo 9, 4)
Al salir de allí, Jesús vio a un hombre, llamado Mateo, sentado en la oficina de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él se levantó y lo siguió. (Mateo 9, 9)
Y estando en su casa a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron y se pusieron a la mesa con Jesús y sus discípulos. (Mateo 9, 10)
Jesús los oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. (Mateo 9, 12)
Jesús les dijo: "¿Es que los compañeros del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Pero vendrán días en que les quiten al esposo; entonces ayunarán. (Mateo 9, 15)
Jesús se levantó y fue con él acompañado de sus discípulos. (Mateo 9, 19)
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: "Ánimo, hija, tu fe te ha curado". Y la mujer quedó curada desde aquel momento. (Mateo 9, 22)
Jesús llegó a la casa y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, les dijo: (Mateo 9, 23)
Al entrar en la casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: "¿Creéis que puedo hacer esto?". Le dijeron: "¡Sí, Señor!". (Mateo 9, 28)
Jesús les ordenó severamente: "Mirad, que nadie lo sepa". (Mateo 9, 30)
Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. Las gentes decían maravilladas: "Jamás se ha visto cosa semejante en Israel". (Mateo 9, 33)