Talált 351 Eredmények: boca
"Escuchad, cielos, que voy a hablar. Oye, tierra, las palabras de mi boca. (Deuteronomio 32, 1)
Que el libro de esta ley esté siempre en tu boca; medítalo día y noche para cumplir exactamente todo lo que está escrito en él. De este modo serás afortunado en todas tus empresas y tendrás éxito. (Josué 1, 8)
Josué dijo: "Abrid la boca de la cueva, sacad a los cinco reyes y traédmelos". (Josué 10, 22)
Zebul le dijo: "¿Dónde está ahora tu boca, que decía: Quién es Abimelec para que le sirvamos? ¿No es ésta la gente a la que tú despreciabas? Sal ahora y preséntales batalla". (Jueces 9, 38)
Ellos respondieron: "Cállate; cierra la boca, ven con nosotros y serás para nosotros padre y sacerdote. ¿Qué es mejor para ti: ser sacerdote de una casa particular o ser el sacerdote de una tribu y de un clan de Israel?". (Jueces 18, 19)
Ana oró de esta manera: "Tengo el corazón alegre gracias al Señor, la frente alta gracias a Dios y la boca abierta contra mis enemigos; yo me regocijo en tu victoria. (I Samuel 2, 1)
Cuando los de Asdod se levantaron por la mañana, encontraron a Dagón caído en tierra boca abajo ante el arca del Señor. Levantaron a Dagón y lo colocaron en su sitio. (I Samuel 5, 3)
Cuando se levantaron a la mañana siguiente, Dagón estaba caído en tierra boca abajo ante el arca del Señor, y la cabeza de Dagón y sus dos manos cortadas estaban sobre el umbral; sólo quedaba de Dagón el tronco. (I Samuel 5, 4)
El pueblo entró en el bosque y vio la miel que corría por el suelo, pero nadie llevó la mano a su boca, porque temían el juramento que habían hecho. (I Samuel 14, 26)
Pero Jonatán no había oído el juramento que su padre hizo prestar al pueblo; y, alargando la punta del bastón que tenía en la mano, lo metió en un panal de miel, se lo llevó a la boca y sus ojos se iluminaron. (I Samuel 14, 27)
yo lo perseguía, lo golpeaba y se la arrancaba de su boca. Si venía contra mí, lo agarraba por el cuello, lo golpeaba y lo mataba. (I Samuel 17, 35)
David le dijo: "¡Que tu sangre caiga sobre tu cabeza!, porque tu boca ha dado testimonio contra ti, diciendo: Yo he matado al ungido del Señor". (II Samuel 1, 16)