Talált 94 Eredmények: ayuda al necesitado

  • Judas, al saberlo, mandó al pueblo que invocara a Dios día y noche, para que, como siempre, también ahora viniera en ayuda de los que temían verse privados de la ley, de la patria y del templo, (II Macabeos 13, 10)

  • Al amanecer, todo había concluido gracias a la ayuda de Dios. (II Macabeos 13, 17)

  • Toma precauciones para que no se caiga, pues sabe que es incapaz de valerse por sí mismo, ya que es una estatua y necesita ayuda. (Sabiduría 13, 16)

  • Hijo, ayuda a tu padre en su vejez, y no le des disgustos durante su vida. (Eclesiástico 3, 12)

  • No retires tus ojos del necesitado, y no des a nadie motivo para que te maldiga. (Eclesiástico 4, 5)

  • Hay quien es débil y necesita ayuda, falto de fuerza y sobrado de pobreza; pero el Señor lo mira con bondad, lo alza de su miseria (Eclesiástico 11, 12)

  • El que tiene una mujer tiene ya el comienzo de la fortuna, una ayuda semejante a sí y columna en que apoyarse. (Eclesiástico 36, 24)

  • Todos se verán defraudados por un pueblo que de nada les sirve; que no les dará ayuda ni socorro, sino desengaño e ignominia. (Isaías 30, 5)

  • ¡Ay de los que bajan a Egipto en busca de ayuda!; de los que confían en caballos y ponen su esperanza en el número de sus carros y en la fuerza de sus jinetes, pero no han puesto sus ojos en el Santo de Israel ni han consultado al Señor. (Isaías 31, 1)

  • No temas, gusanillo de Jacob, larva insignificante de Israel; ya vengo yo en tu ayuda, dice el Señor: tu redentor es el Santo de Israel. (Isaías 41, 14)

  • Esto dice el Señor tu redentor, el que te formó desde el seno materno: Yo soy el Señor, el que lo ha hecho todo; el que despliega, él solo, los cielos; el que afirma la tierra sin ayuda alguna; (Isaías 44, 24)

  • El Señor Dios viene en mi ayuda; por eso soporto la ignominia, por eso he hecho mi rostro como pedernal y sé que no quedaré defraudado. (Isaías 50, 7)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina