Talált 76 Eredmények: adoración en la iglesia
a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los consagrados por Cristo Jesús, llamados y consagrados, con todos los que invocan en cualquier lugar el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro; (I Corintios 1, 2)
Para los asuntos de esta vida elegís como jueces a los que no tienen que ver nada con la Iglesia. (I Corintios 6, 4)
No escandalicéis ni a los judíos, ni a los paganos, ni a la Iglesia de Dios; (I Corintios 10, 32)
Pero si alguno quiere discutir este asunto, sepa que nosotros y la Iglesia no tenemos esta costumbre. (I Corintios 11, 16)
¿Es que no tenéis vuestra casa para comer y beber? ¿O es que despreciáis a la Iglesia de Dios y queréis dejar en vergüenza a los que no tienen? ¿Qué os voy a decir? ¿He de felicitaros? En esto no os puedo felicitar. (I Corintios 11, 22)
Y así Dios ha puesto en la Iglesia en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercero, a los maestros; luego, los que tienen el poder de hacer milagros; después, los que tienen el don de curar, de asistir a los necesitados, de gobernar, de hablar lenguas extrañas. (I Corintios 12, 28)
El que habla en lenguas extrañas se aprovecha a sí mismo; el que profetiza, lo hace en beneficio de la Iglesia. (I Corintios 14, 4)
Me gustaría que todos hablaseis en esas lenguas, pero prefiero que profeticéis; pues para la formación de la Iglesia es mejor profetizar que hablar en lenguas, a no ser que haya quien los interprete. (I Corintios 14, 5)
Así pues, ya que ambicionáis los dones espirituales, procurad tener los que sirven para la formación de la Iglesia. (I Corintios 14, 12)
pero prefiero hablar en la iglesia cinco palabras con sentido, para instruir a los demás, que diez mil palabras en lenguas. (I Corintios 14, 19)
Supongamos que se reúne toda la iglesia y que todos hablan en lenguas extrañas; si entra un simple fiel o un incrédulo, ¿no dirán que estáis locos? (I Corintios 14, 23)
Porque yo soy el menor de los apóstoles, indigno de ser llamado apóstol, por haber perseguido a la Iglesia de Dios. (I Corintios 15, 9)