Talált 49 Eredmények: recompensa

  • Y dijo Lía: «Dios me ha dado mi recompensa, a mí, que tuve que dar mi esclava a mi marido.» Y le llamó Isacar. (Génesis 30, 18)

  • Habrá para él y para su descendencia después de él una alianza de sacerdocio perpetuo. En recompensa de haber sentido celo por su Dios, celebrará el rito de expiación sobre los israelitas.» (Números 25, 13)

  • Que Yahveh te recompense tu obra y que tu recompensa sea colmada de parte de Yahveh, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.» (Rut 2, 12)

  • Tu siervo continuará con el rey un poco más allá del Jordán, pero ¿para qué ha de concederme el rey tal recompensa? (II Samuel 19, 37)

  • Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, el me paga conforme a la pureza de mis manos. (II Samuel 22, 21)

  • ¡Vosotros, pues, esforzaos, y que no se debiliten vuestras manos! Porque vuestras obras tendrán recompensa." (II Crónicas 15, 7)

  • Yahveh me recompensa conforme a mi justicia, me paga conforme a la pureza de mis manos; (Salmos 18, 21)

  • He. Enséñame, Yahveh, el camino de tus preceptos, yo lo quiero guardar en recompensa. (Salmos 119, 33)

  • Inclino mi corazón a practicar tus preceptos, recompensa por siempre. (Salmos 119, 112)

  • La herencia de Yahveh son los hijos, recompensa el fruto de las entrañas; (Salmos 127, 3)

  • mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso. (II Macabeos 12, 45)

  • Si el justo recibe su recompensa en la tierra, ¡cuánto más el pecador y el malo! (Proverbios 11, 31)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina