Talált 86 Eredmények: cordero

  • Se ofrecerá el cordero, la oblación y el aceite, cada mañana, como holocausto perpetuo. (Ezequiel 46, 15)

  • Ya que Israel se ha embravecido cual vaca brava, ¿los va a apacentar ahora Yahveh como a un cordero en ancho prado? (Oseas 4, 16)

  • El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero de Pascua?» (Mateo 26, 17)

  • El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?» (Marcos 14, 12)

  • Llegó el día de los Azimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua; (Lucas 22, 7)

  • Al día siguiente ve a Jesús venir hacia él y dice: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. (Juan 1, 29)

  • Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios.» (Juan 1, 36)

  • El pasaje de la Escritura que iba leyendo era éste: «Fue llevado como una oveja al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, así él no abre la boca. (Hechos 8, 32)

  • Puruficaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. (I Corintios 5, 7)

  • sino con una sangre preciosa, como de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo, (I Pedro 1, 19)

  • Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. (Apocalipsis 5, 6)

  • Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos. (Apocalipsis 5, 8)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina