Talált 379 Eredmények: comida en el desierto
Partieron de Elim, y toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto. (Exodo 16, 1)
Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto. (Exodo 16, 2)
Los israelitas les decían: «¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en la tierra de Egipto cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta hartarnos! Vosotros nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea.» (Exodo 16, 3)
Aún estaba hablando Aarón a toda la comunidad de los israelitas, cuando ellos miraron hacia el desierto, y he aquí que la gloria de Yahveh se apareció en forma de nube. (Exodo 16, 10)
Y al evaporarse la capa de rocío apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha de la tierra. (Exodo 16, 14)
Dijo Moisés: «Esto manda Yahveh: Llenad un gomor de maná, y conservadlo, para vuestros descendientes, para que vean el pan con que os alimenté en el desierto cuando os saqué del país de Egipto.» (Exodo 16, 32)
Toda la comunidad de los israelitas partió del desierto de Sin, a la orden de Yahveh, para continuar sus jornadas; y acamparon en Refidim, donde el pueblo no encontró agua para beber. (Exodo 17, 1)
Llegó, pues, Jetró, suegro de Moisés, con los hijos y la mujer de Moisés, al desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios. (Exodo 18, 5)
Al tercer mes después de la salida de Egipto, ese mismo día, llegaron los hijos de Israel al desierto de Sinaí. (Exodo 19, 1)
Partieron de Refidim, y al llegar al desierto de Sinaí acamparon en el desierto. Allí acampó Israel frente al monte. (Exodo 19, 2)
Si toma para sí otra mujer, no le disminuirá a la primera la comida, ni el vestido ni los derechos conyugales. (Exodo 21, 10)
Y fijaré tus confines desde el mar de Suf hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Río, pues entregaré en tus manos a los habitantes del país para que los arrojes de tu presencia. (Exodo 23, 31)