Talált 244 Eredmények: fuerza
no oprime a nadie, no retiene la prenda ni saca las cosas por la fuerza; da su pan al hambriento, viste al desnudo (Ezequiel 18, 16)
Pero su padre, que oprimió y sacó las cosas por la fuerza, y no hizo el bien en medio de su pueblo, él sí morirá a causa de sus culpas. (Ezequiel 18, 18)
se descubre la desnudez del padre y se fuerza a la mujer a tener relaciones en el período de su menstruación. (Ezequiel 22, 10)
Di a la casa de Israel: Así habla el Señor: Yo voy a profanar mi Santuario, el orgullo de su fuerza, la delicia de sus ojos y la esperanza de sus vidas. Los hijos y las hijas que ustedes han dejado, caerán bajo la espada, (Ezequiel 24, 21)
a fuerza de tanto traficar, tu interior se llenó de violencia y caíste en el pecado. Por eso yo te expulso como algo profanado lejos de la montaña de Dios; te hago desaparecer, querubín protector, de entre las piedras de fuego. (Ezequiel 28, 16)
Aquel día, yo acrecentaré la fuerza de la casa de Israel, y haré que tú puedas hablar libremente en medio de ellos. Así sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 29, 21)
si devuelve lo que tomó en prenda, si restituye lo que arrebató por la fuerza y observa los preceptos de vida, dejando de cometer la iniquidad, él ciertamente vivirá y no morirá. (Ezequiel 33, 15)
Daniel tomó la palabra y exclamó: "Bendito sea el nombre de Dios, desde siempre y para siempre, porque a él pertenecen la sabiduría y la fuerza. (Daniel 2, 20)
A ti, Dios de mis padres, yo te alabo y glorifico, porque me has dado la sabiduría y la fuerza; y ahora me has manifestado lo que te habíamos pedido, porque nos has hecho conocer lo concerniente al rey". (Daniel 2, 23)
Tú, rey, eres el rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha conferido la realeza, el poder, la fuerza y la gloria; (Daniel 2, 37)
El heraldo proclamó con fuerza: "A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente: (Daniel 3, 4)
Que sean confundidos todos los que hacen daño a tus servidores: que sean cubiertos de vergüenza, privados de todo dominio, y que su fuerza sea quebrantada. (Daniel 3, 44)