Talált 90 Eredmények: errores del pasado
Toda la gente del país se alegró y la ciudad permaneció en calma. A Atalía la habían pasado al filo de la espada. (II Crónicas 23, 21)
Cuando las puertas de Jerusalén estaban en penumbra, antes del sábado, mandé que las cerraran y ordené que no las reabrieran hasta pasado el sábado. Además aposté a algunos de mis hombres junto a las puertas, para que no entrara ninguna carga el día sábado. (Nehemías 13, 19)
Y ahora, Señor, acuérdate de mí y mírame; no me castigues por mis pecados y mis errores, ni por los que mis padres cometieron delante de ti. (Tobías 3, 3)
Luego salió y les avisó: "Está vivo; no ha pasado nada malo". (Tobías 8, 14)
Tú has hecho el pasado, el presente y el porvenir; tú decides los acontecimientos presentes y futuros, y sólo se realiza lo que tú has dispuesto. (Judit 9, 5)
Pasado este tiempo, cada uno regresó a su herencia. Judit, por su parte, volvió a Betulia y siguió administrando sus bienes. Ella se hizo célebre en su tiempo por todo el país. (Judit 16, 21)
Cuando Mardoqueo se enteró de lo que había pasado, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal, se cubrió de ceniza y salió por la ciudad dando gritos de amargura, (Ester 4, 1)
Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos lo que había pasado. Entonces sus consejeros y Zeres, su mujer, le dijeron: "Si ese Mardoqueo, ante quien has comenzado a caer, pertenece a la raza de los judíos, no podrás derrotarlo; caerás irremediablemente ante él". (Ester 6, 13)
Pero Amán, el agaguita, que gozaba de gran prestigio ante el rey, buscó la manera de perjudicar a Mardoqueo y a su pueblo por lo que había pasado con los dos eunucos del rey. (Ester 12, 6)
Esto se puede comprobar, sin necesidad de remontarnos a los relatos que nos llegan del pasado, examinando lo que acontece ante nuestros ojos: ¡cuántas impiedades no han sido perpetradas por esta calaña de gobernantes indignos! (Ester 16, 7)
Si él no se fía de sus propios servidores y hasta en sus ángeles encuentra errores, (Job 4, 18)
Han pasado mis días, se han deshecho mis planes y las aspiraciones de mi corazón. (Job 17, 11)