Talált 87 Eredmények: perdido y encontrado
Pasados estos días lo volverá a examinar; si ve que la llaga ha perdido su color y no se ha extendido en la piel, el sacerdote lo declarará puro; no se trata más que de una erupción. El afectado lavará sus vestidos y será puro. (Levítico 13, 6)
Pero, si la mancha no se ha extendido y ha perdido color, se trata de la costra de la quemadura; el sacerdote declarará la persona pura, pues es la cicatriz de la quemadura. (Levítico 13, 28)
En cambio, si el sacerdote ve que la parte manchada, después de lavada, ha perdido color, la rasgará del vestido, del cuero, de la urdimbre o de la trama. (Levítico 13, 56)
¡Ay de ti, Moab! ¡Estás perdido, pueblo de Camón! Hizo huir a tus hijos y tus hijas fueron llevadas cautivas por Sijón, rey de los Amoritas. (Números 21, 29)
Por eso venimos a ofrecer a Yavé lo que cada uno de nosotros ha encontrado, en objetos de oro, brazaletes, cadenitas, anillos y collares para hacer expiación por nosotros delante de Yavé.» (Números 31, 50)
Andarás perdido, siendo el juguete y la burla de todos los pueblos donde Yavé te llevará. (Deuteronomio 28, 37)
Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió. No había perdido su vigor y sus ojos veían aún claramente. (Deuteronomio 34, 7)
Será que reparten el botín encontrado: una cautiva, dos cautivas para cada guerrero; paños de color para Sísara como botín, paños de color dos veces recamados para bufanda. (Jueces 5, 30)
Entonces David les hizo creer que había perdido la razón y se portaba como un loco: hacía como que tocaba el tambor en las puertas y dejaba que le corriera la saliva por la barba. (1 Samuel 21, 14)
Todo Israel lo llorará y le hará funerales; será el único de tu familia que tenga sepultura, porque es el único en quien Yavé ha encontrado algo bueno. (1 Reyes 14, 13)
Por Yavé, tu Dios, que no hay nación ni reino donde no haya mandado a buscarte, y cuando decían: «Elías no está aquí», les hacía jurar que no te habían encontrado. (1 Reyes 18, 10)
Josías se conformó en todo a las palabras de la Ley escritas en el libro que el sacerdote Helquías había encontrado en la Casa de Yavé. Fue así como eliminó a los espiritistas y a los adivinos, los idolitos familiares y los ídolos, y todas esas cosas asquerosas que se veían en el país de Judá y en Jerusalén. (2 Reyes 23, 24)