Talált 288 Eredmények: buenas obras
No había terminado de hacer esta pregunta, cuando se presentó Jonatán, hijo de Abiatar. Al verlo, Adonías le dijo: «¡A ver!, tú que eres un hombre honrado nos traerás seguramente buenas noticias.» (1 Reyes 1, 42)
Adonías, hijo de Jaguit, fue a encontrar a Betsabé, madre de Salomón, y se postró ante ella. Ella le dijo: «¿Traes buenas intenciones?» «Sí», contestó. (1 Reyes 2, 13)
Ajisar, mayordomo del palacio; Adoniram, hijo de Abda, jefe de los que debían trabajar en las obras públicas. (1 Reyes 4, 6)
Salomón ordenó que treinta mil hombres escogidos de todo Israel trabajaran en sus obras. (1 Reyes 5, 13)
sin contar a los capataces puestos por los intendentes al frente de las obras, unos tres mil hombres que mandaban a la gente empleada en los trabajos. (1 Reyes 5, 16)
si obras según mis normas y guardas todos mis mandamientos, yo cumpliré lo que dije a tu padre David acerca de ti. (1 Reyes 6, 12)
Pero Salomón no empleó a ningún israelita como esclavo para construir sus obras, sino que ellos eran sus hombres de guerra, sus oficiales y sus jefes, sus escuderos, jefes de sus carros y de su caballería. (1 Reyes 9, 22)
Los capataces que estaban al frente de las obras de Salomón y mandaban a la mano de obra requisada eran quinientos cincuenta. (1 Reyes 9, 23)
Y ellos respondieron: «Si ahora te haces servidor de este pueblo y lo tratas con buenas palabras, ellos te servirán para siempre.» (1 Reyes 12, 7)
La palabra de Yavé había sido dirigida por boca del profeta Jehú, hijo de Jananí, contra Basá y contra su familia, por todo el mal que hizo a los ojos de Yavé, irritándolo con sus obras como había hecho la familia de Jeroboam, y también por haberlo exterminado a él y a toda su familia. (1 Reyes 16, 7)
Lo demás referente a Ajab está en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel; allí mencionan sus obras, la casa de marfil que construyó y las ciudades que edificó. (1 Reyes 22, 39)
Pero pensaron: «No está bien lo que hacemos, hoy es un día de buenas noticias, y si nosotros callamos hasta mañana, tendremos culpa, así que vayamos a anunciarlo a la gente del rey.» (2 Reyes 7, 9)