Talált 50 Eredmények: Sodoma y Gomorra

  • Los hombres se levantaron y marcharon en dirección de Sodoma, mientras Abrahán los acompañaba para indicarles el camino. (Génesis 18, 16)

  • Dijo entonces Yavé: «Las quejas contra Sodoma y Gomorra son enormes, y su pecado es en verdad muy grande. (Génesis 18, 20)

  • Los hombres partieron y se dirigieron a Sodoma, mientras Yavé se quedaba de pie delante de Abrahán. (Génesis 18, 22)

  • Yavé le dijo: «Si encuentro en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo el lugar en atención a ellos.» (Génesis 18, 26)

  • Los dos ángeles llegaron a Sodoma al atardecer. Lot estaba sentado a la entrada del pueblo. Apenas los vio, salió a su encuentro, se arrodilló inclinándose profundamente, (Génesis 19, 1)

  • No estaban acostados todavía cuando los vecinos, es decir los hombres de Sodoma, jóvenes y ancianos, rodearon la casa: ¡estaba el pueblo entero! (Génesis 19, 4)

  • Entonces Yavé hizo llover del cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre ardiendo que venía de Yavé, (Génesis 19, 24)

  • Miró hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la comarca del valle y vio una gran humareda que subía de la tierra, semejante a la humareda de un horno. (Génesis 19, 28)

  • y dirán: «Azufre, salitre, tierra quemada, eso es su tierra entera; no volverá a ser sembrada, ni germinará más, ninguna hierba volverá a crecer en ella, como en la catástrofe de Sodoma y Gomorra, Adma y Seboyim, que Yavé asoló en su cólera y en su furor.» (Deuteronomio 29, 22)

  • Porque su viña es viña de Sodoma y de las plantaciones de Gomorra uvas venenosas son sus uvas, racimos amargos sus racimos. (Deuteronomio 32, 32)

  • Por eso fueron heridos de ceguera como les había ocurrido a los habitantes de Sodoma frente a la puerta de Lot, el justo: se encontraron en la oscuridad y cada uno tuvo que buscar, a tientas, su propia puerta. (Sabiduría 19, 17)

  • Su país es una soledad con ciudades hechas cenizas; ustedes vieron las cosechas, y el enemigo se las comió; esta ruina no es menos que la de Sodoma. (Isaías 1, 7)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina