Talált 843 Eredmények: Moisés y serpiente

  • Nuevamente habló Yavé a Moisés: «Di a Aarón que golpee con su bastón el polvo de la tierra, y saldrán mosquitos por todo el país.» (Exodo 8, 12)

  • De nuevo Yavé dijo a Moisés: «Levántate temprano, preséntate a Faraón cuando vaya al río, y dile: Esto dice Yavé: Deja salir a mi pueblo para que me ofrezca sacrificios. (Exodo 8, 16)

  • Entonces Faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón para decirles: «Vayan a ofrecer sacrificios a Yavé, pero háganlo en este país.» (Exodo 8, 21)

  • Moisés le contestó: «Esto no se puede, porque los egipcios no toleran estos sacrificios que ofrecemos a Yavé, nuestro Dios. Si le sacrificamos estos animales delante de ellos, nos tirarán piedras. (Exodo 8, 22)

  • Moisés le dijo: «En cuanto salga, rogaré a Yavé por ti y, mañana, los tábanos se alejarán de ti, de tus servidores y de tu pueblo, pero no nos vayas a engañar después y te niegues a que salgamos al desierto.» (Exodo 8, 25)

  • Apenas salió Moisés de la casa de Faraón, rogó a Yavé, (Exodo 8, 26)

  • y Yavé cumplió la promesa de Moisés: liberó de los tábanos a Faraón, a sus servidores y su pueblo, sin que quedara uno solo. (Exodo 8, 27)

  • Yavé dijo a Moisés: «Anda donde Faraón y dile: Esto dice Yavé, el Dios de los hebreos: Deja salir a mi pueblo para que me rinda culto. (Exodo 9, 1)

  • Entonces Yavé dijo a Moisés y a Aarón: (Exodo 9, 8)

  • «Tomen unos puñados de cenizas, que Moisés tirará hacia el cielo en presencia de Faraón. El polvo se esparcirá por todo el territorio de Egipto, provocando úlceras y tumores en hombres y animales por todo el país de Egipto.» (Exodo 9, 9)

  • Tomaron, pues, cenizas de un horno, se presentaron a Faraón, y Moisés las lanzó hacia el cielo. Luego aparecieron úlceras y tumores infecciosos en hombres y animales. (Exodo 9, 10)

  • Pero Yavé mantuvo a Faraón en su ceguera, y éste no quiso escuchar a Moisés y a Aarón, tal como él lo había advertido. (Exodo 9, 12)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina