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Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. (Evangelio según San Mateo 2, 4)
Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» (Evangelio según San Mateo 16, 16)
Entonces Jesús les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. (Evangelio según San Mateo 16, 20)
Jesús les preguntó: «¿Qué piensan ustedes del Mesías? ¿De quién tiene que ser hijo?» Contestaron: «De David.» (Evangelio según San Mateo 22, 42)
Jesús entonces añadió: «¿Cómo es que David llama al Mesías su Señor en un texto inspirado? (Evangelio según San Mateo 22, 43)
cuando varios usurpen mi nombre y digan: Yo soy el Mesías. Pues engañarán a mucha gente. (Evangelio según San Mateo 24, 5)
Entonces, si alguien les dice: Miren, el Mesías está aquí o está allá, no le crean. (Evangelio según San Mateo 24, 23)
Porque se presentarán falsos mesías y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios. (Evangelio según San Mateo 24, 24)
Pero Jesús se quedó callado. Entonces el sumo sacerdote le dijo: «En el nombre del Dios vivo te ordeno que nos contestes: ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios?» (Evangelio según San Mateo 26, 63)
diciéndole: «Mesías, ¡adivina quién te pegó!» (Evangelio según San Mateo 26, 68)
Entonces Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.» (Evangelio según San Marcos 8, 29)
Mientras Jesús enseñaba en el Templo, preguntó: «¿Por qué los maestros de la Ley dicen que el Mesías será el hijo de David? (Evangelio según San Marcos 12, 35)