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  • A cada nación asignó un jefe, mas la porción del Señor es Israel. (Eclesiástico 17, 17)

  • Las ondas del mar, la tierra entera, todo pueblo y nación era mi dominio. (Eclesiástico 24, 6)

  • A muchos sacudió la lengua triple, los dispersó de nación en nación; arrasó ciudades fuertes y derruyó casas de magnates. (Eclesiástico 28, 14)

  • Cayó de golpe sobre la nación hostil, y en la bajada aniquiló a los adversarios, para que conocieran las naciones la fuerza de sus armas, porque era frente al Señor la guerra de ellas. (Eclesiástico 46, 6)

  • Pues entregaron a otros su cuerno, y su gloria a una nación extraña. (Eclesiástico 49, 5)

  • Hay dos naciones que mi alma detesta, y la tercera ni siquiera es nación: (Eclesiástico 50, 25)

  • Juzgará entre las gentes, será árbitro de pueblos numerosos. Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. No levantará espada nación contra nación, ni se ejercitarán más en la guerra. (Isaías 2, 4)

  • Contra gente impía voy a guiarlo, contra el pueblo de mi cólera voy a mandarlo, a saquear saqueo y pillar pillaje, y hacer que lo pateen como el lodo de las calles. (Isaías 10, 6)

  • la que envía por mar embajadores, y en barcos de juncos sobre la haz de las aguas! Id, mensajeros ligeros, a la nación esbelta y de brillante piel, al pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos. (Isaías 18, 2)

  • En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahveh Sebaot, al lugar del nombre de Yahveh Sebaot, el monte Sión, de parte de un pueblo esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos. (Isaías 18, 7)

  • Has aumentado la nación, Yahveh, has aumentado la nación y te has glorificado, has ampliado todos los límites del país. (Isaías 26, 15)

  • Préstame atención, pueblo mío, mi nación, escúchame; que una instrucción saldrá de mí, y juicio mío para luz de las naciones. Inminente, (Isaías 51, 4)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina