Trouvé 25 Résultats pour: heridas

  • Ocozías se cayó por una ventana del piso superior en Samaría, resultando gravemente herido. Y envió mensajeros a consultar a Belcebú, dios de Ecrón, si se curaría de sus heridas. (II Reyes 1, 2)

  • que se vio obligado a retirarse a Yezrael para curarse de las heridas recibidas en Ramot cuando luchaba contra Jazael, rey de Siria. Ocozías, hijo de Jorán, rey de Judá, fue a visitar a Jorán, hijo de Ajab, en Yezrael, mientras convalecía. (II Reyes 8, 29)

  • pero tuvo que volver a Yezrael a curarse de las heridas que los sirios le habían producido cuando luchaba con Jazael, rey de Siria. Jehú dijo: "Si estáis de veras conmigo, que nadie escape de la ciudad y vaya a Yezrael a dar la noticia". (II Reyes 9, 15)

  • que se vio obligado a retirarse a Yezrael para curarse de las heridas recibidas en Ramot mientras luchaba contra Jazael, rey de Siria. Ocozías, hijo de Jorán, rey de Judá, fue a visitar a Jorán, hijo de Ajab, en Yezrael, mientras convalecía. (II Crónicas 22, 6)

  • Unos hombres designados expresamente confortaron a los prisioneros y, de lo mismo que les habían quitado, los vistieron, los calzaron, les dieron de comer, les curaron las heridas, montaron en asnos a los que estaban fatigados y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, junto a sus hermanos; luego regresaron a Samaría. (II Crónicas 28, 15)

  • él, que me arrolla en raudo torbellino, que multiplica sin razón mis heridas (Job 9, 17)

  • mis heridas apestan y supuran, debido a mi locura; (Salmos 38, 6)

  • Pero Dios lanza sus flechas contra ellos y de repente brotan sus heridas; (Salmos 64, 8)

  • él cura los corazones rotos y venda sus heridas. (Salmos 147, 3)

  • Las palabras imprudentes hieren como una espada, la lengua de los sabios cura las heridas. (Proverbios 12, 18)

  • Los golpes que dejan cardenales curan la maldad, las heridas curan hasta el fondo del ser. (Proverbios 20, 30)

  • ¿Para quién los ayes?, ¿para quién los lamentos?, ¿para quién las disputas?, ¿para quién las quejas?, ¿para quién las heridas sin motivo?, ¿para quién los ojos amoratados? (Proverbios 23, 29)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina