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  • y si todos vuestros hombres de guerra pasan el Jordán a las órdenes del Señor hasta que hayan echado de su presencia todos sus enemigos, (Números 32, 21)

  • "Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén, aptos para la guerra, pasan con vosotros el Jordán para combatir a las órdenes del Señor, una vez conquistada la tierra les daréis como herencia la tierra de Galaad. (Números 32, 29)

  • Pasaremos armados a las órdenes del Señor a la tierra de Canaán, pero danos posesión de nuestra herencia a este lado del Jordán". (Números 32, 32)

  • Partieron de los montes Abarín y acamparon en los Llanos de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó; (Números 33, 48)

  • acamparon a lo largo del Jordán, desde Bet Hayesimot hasta Abel Hassitín, en los Llanos de Moab. (Números 33, 49)

  • En los Llanos de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó, el Señor dijo a Moisés: (Números 33, 50)

  • Cuando hayáis pasado el Jordán hacia la tierra de Canaán, echaréis lejos de vosotros a todos los habitantes de la tierra, destruiréis todas sus estatuas de piedra e imágenes de metal fundido y destruiréis todas sus colinas sagradas. (Números 33, 52)

  • La frontera seguirá entonces el río Jordán hasta llegar al mar Muerto. Ésta será vuestra tierra y las fronteras que la rodearán". (Números 34, 12)

  • Estas dos tribus y media han recibido su herencia al oriente del Jordán, frente a Jericó". (Números 34, 15)

  • El Señor dijo a Moisés en los Llanos de Moab, junto al Jordán: (Números 35, 1)

  • "Di a los israelitas: Cuando hayáis pasado el Jordán hacia la tierra de Canaán (Números 35, 10)

  • Tres al oriente del Jordán y tres en Canaán. (Números 35, 14)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina