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Se pusieron en camino e hicieron un alto en Caman, cerca de Belén. Su proyecto era irse a Egipto, lejos de los caldeos, a quienes temían, después que Ismael había asesinado a Godolías, puesto por el rey de Babilonia para gobernar el país. (Jeremías 41, 17)
sino que es Baruc, hijo de Nerías, quien te azuza contra nosotros para que así caigamos en manos de los caldeos, que nos matarán o nos desterrarán a Babilonia.» (Jeremías 43, 3)
Huyan de Babilonia y del país de los caldeos. Salgan como salen los machos cabríos a la cabeza del rebaño. (Jeremías 50, 8)
Yavé ha abierto su arsenal y ha sacado las armas de su ira, porque hay trabajo para el Señor Yavé en la tierra de los caldeos: (Jeremías 50, 25)
Espada para los caldeos, para los babilonios, sus jefes y sus sabios. (Jeremías 50, 35)
Así, pues, escuchen lo que ha decidido hacer Yavé con Babilonia y lo que piensa realizar en el país de los caldeos: sí, hasta las ovejas más pequeñas serán llevadas a la rastra, y, al verlo, el rebaño temblará de miedo. (Jeremías 50, 45)
Los caldeos caerán heridos en su tierra y acuchillados en las calles de Babilonia; (Jeremías 51, 4)
Pero le devolveré a Babel y a todos los caldeos en presencia de ustedes, dice Yavé, todo el mal que hicieron a Sión. Ya vengo a ti, cerro destructor, que arruinabas la faz de la tierra. (Jeremías 51, 24)
Escuchen el griterío que sale de Babilonia y el crujido inmenso del país de los caldeos. (Jeremías 51, 54)
se abrió un hoyo en el muro de la ciudad; el rey y todos los combatientes salieron de noche y escaparon de la ciudad por el camino de la puerta que está entre las dos murallas y que está cerca del parque del rey -los caldeos rodeaban la ciudad-, y tomaron el camino del valle del Jordán. (Jeremías 52, 7)
Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce de la Casa de Yavé, las basas redondas y el Mar de Bronce que había en la Casa de Yavé, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. (Jeremías 52, 17)
Lo escribió en Babilonia el año quinto, el día siete del mes, desde que los caldeos se apoderaron de Jerusalén y la incendiaron. (Baruc 1, 2)