Löydetty 134 Tulokset: victoria de Jericó
Y aquel día la victoria se cambió en luto para todo el ejército, porque aquel día el ejército supo que el rey estaba afligido por su hijo. (II Samuel 19, 3)
¡Viva el Señor, bendita sea mi roca! Alabado sea Dios, el Dios de mi victoria, (II Samuel 22, 47)
Pero él se mantuvo firme y estuvo matando filisteos hasta que su mano se cansó y se le quedó pegada a la espada. El Señor otorgó aquel día una gran victoria y el ejército se volvió tras Eleazar, pero sólo para recoger el botín. (II Samuel 23, 10)
pero él se plantó en medio del campo, lo defendió y derrotó a los filisteos. Y el Señor otorgó una gran victoria. (II Samuel 23, 12)
En su tiempo Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; pero a costa de su primogénito Abirán echó los cimientos, y de Segub, su hijo menor, asentó las puertas, como había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun. (I Reyes 16, 34)
Elías dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me manda ir a Jericó". Él replicó: "¡Por Dios y por tu vida que no te dejaré!". Y fueron juntos a Jericó. (II Reyes 2, 4)
Los discípulos de los profetas de Jericó fueron y dijeron a Eliseo: "¿No sabes que el Señor se va a llevar hoy a tu amo por encima de tu cabeza?". Él contestó: "También yo lo sé, callad". (II Reyes 2, 5)
Los discípulos de los profetas de Jericó lo vieron desde el otro lado, y exclamaron: "El espíritu de Elías se ha posado sobre Eliseo". Le salieron al encuentro y se prosternaron ante él rostro en tierra. (II Reyes 2, 15)
Volvieron a Jericó, donde estaba Eliseo, que les dijo: "¿No os dije yo que no fuerais?". (II Reyes 2, 18)
Naamán, general del ejército del rey de Siria, era un hombre tenido en mucho y apreciado por su señor, porque por su medio el Señor había concedido una victoria a Siria. Pero estaba leproso. (II Reyes 5, 1)
Y añadió: "Abre la ventana de oriente". El rey la abrió. Y Eliseo dijo: "Dispara". Y él disparó. Eliseo exclamó: "¡Flecha de victoria de parte del Señor! ¡Flecha de victoria sobre Siria! Derrotarás a Siria, en Afec, hasta el exterminio". (II Reyes 13, 17)
Pero el ejército de los caldeos persiguió al rey y lo alcanzó en la llanura de Jericó; todo el ejército lo abandonó y se dispersó. (II Reyes 25, 5)