Löydetty 121 Tulokset: toma de decisiones

  • Así comienzan las palabras que el Señor dijo a Oseas: "Anda, toma por mujer una prostituta y engendra hijos de prostitución, porque el país no hace más que prostituirse, alejándose del Señor". (Oseas 1, 2)

  • Haz provisión de agua para el asedio, restaura tus fortalezas, toma el molde para hacer ladrillos. (Nahún 3, 14)

  • Toma la plata y el oro, haz una corona y ponla en la cabeza de Josué, hijo de Yehosadac, el sumo sacerdote. (Zacarías 6, 11)

  • Y el Señor me dijo: Toma otra vez el ajuar de un pastor insensato. (Zacarías 11, 15)

  • Por eso también yo os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo, de la misma manera que vosotros no habéis guardado mi camino, sino que habéis dado pruebas de parcialidad en vuestras decisiones. (Malaquías 2, 9)

  • Tan pronto como se marcharon, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". (Mateo 2, 13)

  • y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño". (Mateo 2, 20)

  • Les propuso otra parábola: "El reino de Dios es como un grano de mostaza que toma un hombre y lo siembra en su campo. (Mateo 13, 31)

  • Les dijo otra parábola: "El reino de Dios es semejante a la levadura que una mujer toma y la mete en tres medidas de harina hasta que fermenta toda la masa". (Mateo 13, 33)

  • pero si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que toda causa sea decidida por la palabra de dos o tres testigos. (Mateo 18, 16)

  • Toma lo tuyo y vete. Pero yo quiero dar a este último lo mismo que a ti. (Mateo 20, 14)

  • Es como un grano de mostaza, que toma un hombre, lo echa en su huerto y crece hasta llegar a ser como un árbol, en cuyas ramas anidan las aves. (Lucas 13, 19)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina