Löydetty 1932 Tulokset: profecia de Eliseu sobre victoria

  • Sus ojos son como una llama de fuego; sobre su cabeza tiene muchas diademas; tiene un nombre escrito, que él solo conoce; (Apocalipsis 19, 12)

  • Y los ejércitos celestes lo acompañan sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio. (Apocalipsis 19, 14)

  • Lleva sobre el manto y sobre su muslo un nombre escrito: "Rey de reyes y Señor de señores". (Apocalipsis 19, 16)

  • Vi también unos tronos; a los que se sentaron sobre ellos, les dieron el poder de juzgar. Vi a los que habían sido degollados por dar testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni su estatua y no habían recibido la marca ni en sus frentes ni en sus manos. Éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años. (Apocalipsis 20, 4)

  • Dichoso y santo el que tiene parte en la primera resurrección; sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el que reinarán mil años. (Apocalipsis 20, 6)

  • Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia, sin que se encontrase su lugar. (Apocalipsis 20, 11)

  • Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios (Apocalipsis 21, 10)

  • Tenía un muro grande y alto con doce puertas; sobre las puertas, doce ángeles y nombres escritos, los de las doce tribus de Israel. (Apocalipsis 21, 12)

  • El muro de la ciudad tenía doce fundamentos, y sobre ellos doce nombres, los de los doce apóstoles del cordero. (Apocalipsis 21, 14)

  • Voy a llegar en seguida. Dichoso el que guarda la palabra de la profecía de este libro". (Apocalipsis 22, 7)

  • Y me dijo: "No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está próximo. (Apocalipsis 22, 10)

  • Yo aseguro a todo el que escucha las palabras de la profecía de este libro que si alguno hace añadiduras a esto, Dios le añadirá a él las plagas descritas en este libro. (Apocalipsis 22, 18)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina