Löydetty 176 Tulokset: fruto del vientre
Entre esta agua de maldición en tus entrañas hasta que se hinche tu vientre y malogre tu criatura. La mujer contestará: ¡Que así sea! (Números 5, 22)
Cuando haya bebido el agua, si realmente se ha deshonrado engañando a su marido, el agua de la maldición entrará en ella y le producirá amargura, su vientre se hinchará, su criatura se malogrará y vendrá a ser objeto de maldición en medio de su pueblo. (Números 5, 27)
¡No sea ella como un aborto que sale ya medio consumido del vientre de su madre!". (Números 12, 12)
Dirás a los levitas: Lo mejor que habéis reservado de entre vuestros diezmos os será considerado a vosotros, levitas, como el diezmo sobre el fruto de la era y el producto del lagar. (Números 18, 30)
siguió al israelita hasta la alcoba y allí los traspasó a los dos en pleno vientre, al israelita y a la mujer. Y cesó el azote que pesaba sobre los israelitas; (Números 25, 8)
Te amará, te bendecirá, te multiplicará: bendecirá el fruto de tus entrañas y el fruto de tu suelo, tu trigo, tu mosto, tu aceite, las crías de tus vacas y las de tus ovejas, en favor tuyo. (Deuteronomio 7, 13)
Solamente podrás destruir y talar los árboles que no dan fruto y servirte de ellos en el asedio contra las ciudades que están en guerra contigo hasta que caigan en tu poder. (Deuteronomio 20, 20)
Bendito será el fruto de tus entrañas, el producto de tu suelo y los partos de tus vacas y rebaños. (Deuteronomio 28, 4)
El Señor, tu Dios, te hará abundar en bienes: en el fruto de tus entrañas, en el fruto de tus ganados y en el producto de la tierra, de esta tierra que a tus padres juró darte. (Deuteronomio 28, 11)
Maldito será el fruto de tus entrañas y el producto de tu tierra; malditos los partos de tus vacas y las crías de tus ovejas. (Deuteronomio 28, 18)
Un pueblo desconocido para ti comerá las cosechas de tu tierra y el fruto de todas tus fatigas, mientras tú serás siempre oprimido y aplastado. (Deuteronomio 28, 33)
En medio del asedio y de la angustia a que te habrá reducido el enemigo, tú comerás el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y tus hijas, que el Señor, tu Dios, te haya dado. (Deuteronomio 28, 53)