Löydetty 109 Tulokset: eterno

  • Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David. (Isaías 55, 3)

  • yo les daré en mi casa, entre mis muros, un memorial y un nombre mejor que hijos e hijas; un nombre eterno les daré, que nunca más se borrará. (Isaías 56, 5)

  • Pues yo, el Señor, amo la justicia y odio la rapiña y el crimen. Fielmente les daré su recompensa y haré con ellos un pacto eterno. (Isaías 61, 8)

  • ¿el que al lado de Moisés hizo marchar su brazo glorioso, y dividió las aguas ante ellos logrando así un eterno renombre?; (Isaías 63, 12)

  • En cambio, el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el rey eterno; cuando él se irrita, la tierra se estremece, y las naciones no pueden soportar su cólera. (Jeremías 10, 10)

  • De lejos el Señor se le ha aparecido. Con amor eterno te he amado, por eso te trato con lealtad. (Jeremías 31, 3)

  • el grito de alegría y alborozo, el canto del esposo y de la esposa, la voz de aquellos que, al llevar al templo del Señor los sacrificios de acción de gracias, cantarán: "Dad gracias al Señor omnipotente, porque el Señor es bueno, porque es eterno su amor". Pues yo voy a cambiar la suerte de este país a su condición primera, dice el Señor. (Jeremías 33, 11)

  • Cuando tengan calor, les serviré bebida; los emborracharé hasta que se aturdan y caigan en sueño eterno para no despertar jamás -dice el Señor-. (Jeremías 51, 39)

  • Yo emborracharé a sus príncipes y a sus sabios, a sus gobernadores, sátrapas y héroes, y dormirán un sueño eterno para no despertar -dice el rey-, cuyo nombre es "El Señor omnipotente". (Jeremías 51, 57)

  • Olvidasteis al Dios eterno, el que os sustentó; y afligisteis a Jerusalén, la que os crió. (Baruc 4, 8)

  • He visto el cautiverio de mis hijos y mis hijas, que el eterno les mandó. (Baruc 4, 10)

  • ¡Vengan las vecinas de Sión! Acordaos del cautiverio de mis hijos y mis hijas, que el eterno les mandó. (Baruc 4, 14)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina